La puerta del fondo
- publicado el 10/01/2014
-
¿Temor a la Oscuridad?
Carlos cenaba en su casa. Estaba solo. su ex-mujer y él estaban divorciados y los niños estaban con ella de vacaciones. Él tenía la cutodia, y por ello tenían que vivir en un gran chalet. Su única compañía durante las calurosas noches de Agosto era la de su pastor aleman, al cual solía recluir en la calle, pero al que en ocasiones daba permiso temporal para acceder a la vivienda. Esto ocurría cuando a Carlos le invadía el sentimiento nostálgico.
De pronto, todas las luces se apagaron. Carlos hizo un amago, pero continuó comiendo. Al fin y al cabo sólo los niños le temen a la oscuridad, ¿no?
Alcanzó el tenedor y se llevó un gran trozo de carne a la boca. En ese momento un fuerte sonido en el piso de arriba hizo que el utensilio le cayera de las manos. Las orejas del perro se erizaron y comenzó a gruñir. Carlos cogió el cuchillo y se dirigió hacia los plomos. Cuando miró, se percató de que todos estaban levantados. Sin embargo, la luz seguía sin aparecer.
Otro ruido, como de algo cayendo contra el suelo, sonó justo sobre su cabeza. El perro salió corriendo y ladrando hacia el piso superior. Mientras, Carlos sujetó con fuerza el cuchillo y con la mano libre tanteó en unos cajones cercanos en busca de su linterna. La encontró. Las manos comenzaban a temblarle mientras los ladridos del perro sonaban en la lejanía, pero se acercaban. El intruso estaba justo sobre su cabeza.
Se encaminó al hall. La entrada de la casa era enorme, una gran puerta quedaba tras él, delante se divisaban los primeros peldaños de una gran escalera imperial que subía a ambos lados de su posición. El sudor perlaba su frente y caía en forma de grandes goterones por su rostro. En su mano izquierda la linterna iluminaba aquel lugar al que Carlos dirigía su mirada. En la otra, el cuchillo de la carne, con el filo aún lleno de grasa, se elevaba firme a la altura de su pecho.
Avanzó hacia la escalera. Se paró a los pies y miró hacia arriba. Todo era oscuro, sólo la leve luz de la luna, transformada en una blanca y brillante línea, atravesaba longitudinalmente el hall hasta casi la puerta. Entonces Carlos se percató de que el ladrido del perro había cesado. Quiso llamarle, silbar,… pero el cuerpo le traicionó, presa del pánico. Se culpó de su cobardía.
Al rato, después de un largo y horrible silencio, decidió avanzar, y en el mismo instante en que posaba su pie sobre el primer escalón, se oyó un fuerte grito y acto seguido, el cuerpo del perro decapitado cayó justo a su derecha. Con el golpe, la sangre le salpicó la ropa y, cuando trataba de entender la situación, la cabeza cayó rodando las escaleras hasta posarse sobre su pie desnudo. La expresión del perro era de pánico, o la más parecida que estos animales consigan poner.
Trató de darse la vuelta y huir, pero algo le agarró por detras. Entonces una voz de ultratumba sonó en su cabeza,… ¿Temes a la oscuridad?. La luz de la linterna se apagó. Carlos no fue capaz de emitir sonido alguno. Al cabo de unos momentos su alma abandonaba su cuerpo para siempre.
—
La policía estudió el caso,… parece ser que era más normal de lo aparente. La explicación que se dió publicamente era la de homicidio premeditado a manos de un psicópata. Pero el papel que acompaña el archivo en la zona de casos cerrados apuntaba lo siguiente:
Victima 357. Caso «Soledad»
Carlos G.H. asesinado, cortado en torzitos. Su piel es ahora cuero. Sus órganos nunca aparecieron. Es un caso relacionado con otros 356. Asesino: Oscuridad, alias «La Soledad». Caso Cerrado.
- Amont – Capítulo 5 - 23/12/2010
- Amont – Capítulo 3 - 09/12/2010
- Encerrados - 19/11/2010
Jeje, me recuerda bastante a mi relato de terror, pero el tuyo está mejor narrado. Muy bueno.
Ambos están perfectamente narrados. Sin embargo, el de Germán se centra en un final sorprendente e inesperado, y el de Juanjo en una metáfora. Me equivoco, Juanjo? Es todo metafórico?
Pues el final de este relato me ha gustado tanto o más como el mío.
Si te soy sincero,… nunca me ha dado miedo la Oscuridad,… de hecho las tres carreras que pegaba escaleras arriba cuando empecé a vivir en el chalet y apagaba las luces del salón de abajo, desaparecieron a la cuarta carrera, porque me daba mas miedo el propio salón que la oscuridad que en él se creaba…
Lo que de verdad siempre SIEMPRE me ha dado miedo es… La soledad.
Buenas noticias: aunque a veces no lo parezca, eres humano. =)
Desde el cariño admirado de tu prima pequeña.
Asias prima si alguna vez tengo miedo de estar solo, me acordare de tus palabras y me pegare contra la pared para quedarme inconsciente asi aparecere en el hospital rodeado de personas,… xD
Igual acabas sólo más pronto si te dedicas a darte contra las paredes, no sé!
jajaja.. .es un riesgo k podre correr xD