El asesino suspiró, el trabajo acababa de completarse.

Birmingham, Inglaterra, 12:43 AM. 19 de Febrero de 1980.

Todos los hombres miraban fijamente el sobre que yacía en la mesa. La iluminación era muy escasa, por tanto, nadie veía bien los rostros y gestos de los demás allí presentes. El férreo silencio de la sala tan solo se veía interrumpido por el tamborilear de unos rechonchos dedos, cuyo dueño presidía la enorme mesa trabajada en mármol.

Un observador atento, podría ver un factor común en los miembros de aquella extraña reunión. Tan solo uno. Todos y cada uno de los miembros poseían un sello, el cual tenía por escudo el mismo emblema: un águila roja partiendo con sus garras un tridente.

-¿Y bien Mr. Hoover? ¿Son buenas, o malas noticias? Se oyó por fin de la boca de un hombre de mediana edad, rompiendo así el silencio de la sala.

-Bien Frank- Contestó el aludido – Te diré que tengo tanto buenas como malas noticias – Mientras decía esto, el hombre que presidía la mesa arrojó otro sobre a la mesa. El sobre venía sellado con cera roja, y con el grabado del águila y el tridente.

-En primer lugar – continuó – os diré que finalmente Bon Scott cantó por fin su última blasfemia contra nuestra fe. El aclamado vocalista del satánico grupo AC/DC, o como bien sabéis After Christ / Devil Comes murió anoche “ahogado en su propio vómito”- Dijo mientras acentuaba estas últimas palabras tiñéndolas de sarcasmo. – Esta madrugada he recibido el informe de que el veneno fue sorprendentemente eficaz, haciendo de este un trabajo limpio y libre de sospechas. Ahora, me gustaría recibir con entusiasmo al miembro que ha superado la prueba librándonos de esas tormentas de injurias contra la Fe con las que nos castigaba Bon Scott. Démosle un cálido aplauso a Benjamín Moix.-

A continuación una gran puerta se abrió, y una sombría figura traspasó el umbral, al tiempo que un siniestro sonido que nada tenía que ver con un “cálido aplauso” embargaba la estancia. La figura, muy segura de sí misma avanzó hasta el asiento que había libre y se sentó. Una vez allí se quitó los guantes de cuero negro que llevaba, y se enfundó el sello que había en su asiento, sonriendo macabramente.

-Muchas gracias por el recibimiento, estoy muy orgulloso de poder servir a la Fe tan fervientemente.- Fueron las palabras del recién llegado.

-Bien, Benjamín, estamos deseando que nos cuentes todo lujo de detalles sobre la muerte de tan odioso personaje, pero lamentablemente he de anunciar que por desgracia, ha surgido otro enemigo de la Fe, por tanto debemos dejar las buenas noticias para más tarde.

Todos los allí presentes se frotaban las manos con nerviosismo, todas las miradas confluían en el centro de la mesa, donde reposaba el nombre de la siguiente víctima.

-¿Quién lo hará? Preguntó una mujer de cabellos largos y claros, por su voz, se podrá decir que tendría unos 35 años.

-Querida Bianca, no te impacientes, hablaremos de esa cuestión más tarde.- Contestó el que hasta ahora parece ser el líder.- Además, he de anunciaros que esta muerte no se llevará a cabo hasta dentro de 29 años, ya que su Santidad así lo ha exigido. Aún así, nunca es temprano para comenzar a prepararlo todo. Al parecer, nuestro enemigo es muy joven aún, pero los monjes del colegio de “Heritage” nos han informado de su caótico comportamiento, y aseguran que podría ser el mismísimo Maligno que viene a acabar con todos nosotros.

Dicho esto, el locutor cogió el sobre, lo abrió con un abrecartas dorado y arrojó un puñado de fotos de un adolescente delgado y pálido. Todas las fotos tenían por detrás un nombre escrito con rotulador rojo…

Brian Hugh Warner

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