Acababan de comer y la madre de Tánger se fue a recoger la cocina. Su abuelo,  sin embargo no dejaba el tema de conversación de la comida:

– Bueno es que con el no se puede hablar de religión, yo lo intentaba bonita, pero era imposible, si  si, imposible…cambiaba de tema….huy que fría estas…yo no, mis manos siempre están calientes…y nunca me han sudado…no, nunca me han sudado…cuando iba a bailar…es que antes se bailaba agarrado…bueno, tu lo sabrás que lo haces también, mira, se pone aquí una mano y así la otra, cuando iba a bailar las chicas estaban acomplejadas…les sudaban las manos, bueno y también por que tenían cayos…hacían así…y a veces no querían salir a bailar…tenias q cogerlas de improviso…que no se diesen cuenta de que ibas a sacarla, y sobretodo que no se diesen cuenta sus amigas…porque sino, le decían:<<mira fulana, ese quiere sacarte a bailar>>, y la otra le decía:<<¡huy! pues , lo lleva claro…No, no, yo no bailo con ese>>…y daba igual que le gustase, que no lo reconocía…y por orgullo, cuando ibas a preguntárselo…te decía,  muy tajante: <<¡no!>>…¿¿que te estaba diciendo??¡Ah! les sudaban las manos…y a mi no, a mi me sudaba por aquí, por aquiiiii….por la frente y por la cara…a otros les suda el pecho, a otros les suda por aquí…los sobacos… ¿los has visto bonita? ¿No has visto que a algunos les sudan los sobacos?…pero, ¿de qué estaba hablando? eh…Pues no se podía hablar con él de religión, me sonreía así, como las monjitas y me decía:<<para eso hay que ser creyente, Fernando>>…bueno…ya no te entretengo mas…vete a ayudar a tu madre…porque cuando yo era joven no ayudaba a mi madre, no  señor,  y la pobre se pasaba las horas en la cocina y limpiando, mi madre era una santa, mi madre no me pedía ayuda…pero tenia que haberla ayudado…¿verdad que si? si…pero ya no puedo hacer nada…si, si…puedo decirte que lo hagas con la tuya…porque yo, tampoco puedo ayudar a la tuya…yo…ya estoy mayor…bueno, pero no tanto…por que cuando me reúno…cuando me reúno…si vieses a los otros…yo me conservo bastante bien…Si…¡los otros! si  los vieses, bonita…y yo digo: <<¡ohhdiooo!>>…pero, ¿Cómo están así?, con el bastón, y andando así…así…despaciiiiiito…me miran, y me dicen<<esto ya no es lo que era…>>¡y tanto que si no lo es!…pero, ¿te has vistoo?…bueno…vete a ayudarla, vete antes de que vuelva a abrir la boca…vete por que sino…me pasara como cuando…no, vete.Ala ala bonita, que yo también me tengo que ir…si eso…dile a tu madre que gracias por la comida…todo estaba muy rico, como siempre…ahora que os habéis mudado tan cerca, podré veros mas a menudo…y ábreme la puerta que esta dura…vale, gracias…me voy bonita…adiós…adiós…

Tánger volvió a la cocina. Le encantaba su abuelo, le encantaba. Y así se lo dijo a su madre, que, mirándola, mientras metía los cubiertos en el lavaplatos, sonrió. Nueva casa, nueva vida. Aunque solo hacia unas horas que habían llegado. Era genial, hacía tanto que no comían con el.

Un bonito principio, pensó Tánger, un bonito principio para su nueva vida.

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