LOS TRES CERDITOS BUSCAN PISO

Érase una vez tres hermanos cerditos que, aunque ya pasaban de la treintena, todavía vivían en casa de su madre. Como ninguno tenía trabajo, se pasaban el día comiendo y ensuciando como buenos cochinos que eran.

Pero un día la madre, ya harta de servirles la sopa boba, les dijo que tenían dos opciones: o hacían de tripas, corazón, y se emancipaban de una vez, o ella se encargaría de hacer de sus tripas y patas, tocino y jamón. Los tres cerditos captaron el mensaje, así que hicieron las maletas y se fueron a un locutorio a consultar todas las páginas web de inmobiliarias habidas y por haber.

Para poder ahorrar para la entrada del pisito, los tres hermanos buscaron un empleo. El menor se puso a pedir limosna por las calles. El mediano cogió una manta y se fue a vender CDs piratas. Y el mayor, que por lo menos había terminado la secundaria, llegó más lejos y se hizo peón de la construcción.

Mientras buscaban un piso, los tres cerditos pasaban la noche en una tienda de campaña instalada en un camping, a las afueras de la ciudad. Sin embargo, el propietario del terreno del camping era el Sr. Wolf (el Señor Lobo), un famoso especulador inmobiliario.

Cuando por fin terminó la recalificación del terreno del camping, el Sr. Wolf llamó a la policía para que echaran a los tres cerditos porque – según dijo él – ganaban dinero montando allí fiestas ilegales. Los tres cerditos tuvieron que coger sus escasas pertenencias y se trasladaron a un barrio de chabolas cercano, donde montaron una linda chabola con maderas y otros materiales sacados del basurero.

Pero el Sr. Wolf había comprado también aquellos terrenos y al poco tiempo se presentó sin avisar con varias excavadoras que echaron abajo todo el barrio chabolista. Así que los tres cerditos tuvieron que volver a huir con lo puesto. Pero el hermano mayor tuvo una idea. Cogió a sus hermanos cerditos y entró con ellos de noche en la obra donde trabajaba de peón, que también era propiedad del Sr. Wolf, y se llevaron cemento y ladrillos.

El cerdito mayor construyó con el material un adosado al lado de la casa de su madre. Cuando el Sr. Wolf se enteró, le despidió, pero el cerdito mayor salió adelante alquilando camas a sus hermanos y a cerditos inmigrantes.

Al final, la crisis de la construcción llegó como un huracán y el Sr. Wolf no tuvo más remedio que despedir a todos sus obreros, los edificios se quedaron sin terminar y como no podía venderlos, se declaró en quiebra. A día de hoy, vive debajo de un puente de ladrillos…

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5 Comentarios

  1. champinon dice:

    Interesantes tus puntos de vista de la realidad, segun cambian adquieren una tonalidad diferente y unica… enhorabuena… es muy bueno

  2. misterwolf84 dice:

    Si yo soy el señor lobo! de pequeño era buena persona, de verdad, pero el tiempo lo cambia todo..muy bueno!

  3. Lascivo dice:

    jajajajaja! qué grande, qué grande, qué grande. Me ha gustado mucho. Me gustan estas revisiones de cuentos que haces, Zilniya. Creo que podemos aprender mucho de ti

  4. zilniya dice:

    Dedico este relato especialmente a la gente de este blog, ya que la idea me rondaba hacía meses por la cabeza, porque no me decidía a escribirlo… Pero después de la buena acogida de «Caperucita Boba», finalmente he empezado a desarrollar este género de cuentos «des-contados». XDDDD

  5. champinon dice:

    Pues son muy interesantes… a ver cual es el proximo… la bella durmiente? xD

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