Escribano
- publicado el 12/01/2014
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El Donante (I)
Un despertar diferente.
Querido hermano, he recibido la noticia de que ¡al fin! has conseguido salir del coma. Perdona que no estuviera presente cuando volviste a la vida. Me hubiera gustado estar allí y darte la bienvenida. Por desgracia debido a cuestiones que más adelante te explico he tenido que emprender éste viaje y sólo puedo comunicarme contigo por correo. Podrás ver, sin embargo, que la habitación es diferente a cualquiera del hospital, y es porque he querido que cuando llegara este día disfrutaras de una decoración alegre. En las paredes he colocado varios carteles de lugares encantadores: las calas de la Costa Brava; las playas de la Republica Dominicana; las dunas del desierto; los glaciares de la Patagonia. Habrás visto que encima del televisor coloque la cadena de música que compré en un tenderete del rastro, cerca de donde trabajabas y cerca también de aquel bar en el que sirven esos estupendos caracoles con salsa riojana. ¿Te acuerdas? Realmente están deliciosos y tú siempre me invitabas a unas raciones de lo más generosas.
Bueno, pero hablemos de ti. Te habrás preguntado cual es la causa de encontrarte sin algunas de tus extremidades. Te explicaré hasta dónde sé. Después del accidente quedaste inconsciente y no dabas muestras de una recuperación rápida. Por si fuera poco, el seguro médico estaba caducado. Sí, hermano, Vicenta, tu esposa, invirtió el dinero para el seguro en algunos negocios no muy afortunados. Yo creo que no es demasiado hábil, quiero decir desde un punto de vista financiero. El caso es que no tenías ningún seguro médico y ya sabes que Vicenta es reacia a utilizar los servicios de la Seguridad Social. Así que a tu esposa no le quedó más remedio que llegar a un acuerdo con el hospital. El doctor López, que ya habrás conocido, tuvo la amabilidad de darnos una solución. Coincidió que el hospital necesitaba un riñón y tú tenías dos, así que a Vicenta le pareció una buena idea pagar la estancia con ese riñón. Al fin y al cabo, el que estaba en el hospital eras tú y tampoco estaba claro que fueras a despertar. Creo que fue una buena decisión.
Como seguías durmiendo y Vicenta no podía hacer frente a los gastos de la hipoteca, del coche, y algunos viajes que tuvo que hacer, no me preguntes para qué, hubo que seguir llegando a acuerdos con el hospital. Primero fue uno de los dos pulmones, que además pagaron de una forma bastante generosa. Para que te quedes tranquilo y antes de seguir quiero que sepas que siempre he supervisado las donaciones de tus órganos y nunca dejé que te quitasen nada que no tuvieras repetido. Estate tranquilo al respecto. Por desgracia los ingresos por el pulmón duraron poco. Después vino la oreja, un ojo…Y surgió el amor, hermano. Ya sabes que el roce produce el cariño y el trato en situaciones adversas produce un cariño especial. Vicenta y yo nos enamoramos. No debes de extrañarte, es natural que de tanto tomar decisiones sobre qué te amputaban o te extraían llegáramos a una relación más estrecha. Los apuros económicos siguieron amenazando nuestro amor y no nos quedó más remedio que donar una de tus piernas y posteriormente el brazo derecho. Quiero insistir en que fue el brazo derecho, ya que tú eres zurdo, y la pierna izquierda para que, llegado el caso, puedas mantener el equilibrio al moverte según nos aconsejó el cojo del quiosco, Enrique, a quién creo conoces.
Hemos empezado una nueva vida aquí en estas islas. Debes sentirte orgulloso porque tus miembros seguro que están haciendo feliz a los receptores y también a tu ex mujer y a mi, tu hermano pequeño que tanto te quiere. No te olvidamos.
PD.: El dedo índice y el pulgar están apalabrados con López que ya los pagó. Saludos.
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Muy bueno.
La verdad es que tiene puntos de humor muy curiosos acompañando temas muy duros como el «comercio» de órganos jeje.
Un relato muy curioso del cual me gustaría poder leer mas.
que frialdad! desde luego no quisiera tener a mi lado a alguien asi. pobre hombre!
es genial que al principio parezca una carta tan especial dirigida a alguien que ha pasado algo muy duro, y que luego sea todo tan… macabro. pero que hijos de la grandisima P**a el hermano y la mujer! me ha dado hasta rabia! jajajaja!
amelie…
Jajaja, desde luego, hacía tiempo que no leía algo tan macabro y a la vez tan bueno. Es cojonudo.
Es la leche! Leyendo el primer párrafo, ni me imaginaba lo que venía después! Jolín con el hermano, la madre que lo parió y el padre que le hizo!!!