Cuento de Navidad
- publicado el 15/05/2012
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El niño de la mirada perdida:
El niño de la mirada perdida:
No encajaba. Sencillamente no encajaba en el juego de los demás, en este rompecabezas, rompecorazones y demás roturas de este mundo.
No tenía un grupo “Rock Garage” rompedor como el resto de quinceañeros,
Ni ideas de mercado rompedoras con las cuales hacerse millonario.
Es más,ni si quiera tenía en su mente la misma foto mental de la felicidad que tenían todos los que le rodeaban.
No soñaba con una pareja servicial que le diera dos hijos, el niño y la niña, ni con los dos coches (el familiar y el deportivo, claro), ni el buen trabajo de empresario “trepa” que invita a sus superiores a una barbacoa en su chalet y ríe todas las gracias porque quiere llegar a ser jefe.
No, él no llegaría a adulto diciendo “he cumplido” sin saber con quién ha cumplido ni porqué ha seguido el raquítico esquema de felicidad que le han dejado. No sería el abuelo amargado que pensando en lo que no ha vivido y se convierte en la primera y última pieza del ciclo, obligando a los que vienen a que sigan el camino que el siguió y que no le ha aportado autentica felicidad, sólo porque no sería capaz de reconocer que ha quemado su vida y no le ha producido ni un poco de calor en el corazón.
No,él era un tanto diferente, estaba lejos de todos ellos, volaba por encima de todas sus vanidades.
Desde que nació ya apuntaba a que no sería como los demás.
El doctor que le pegó la primera nalgada, se quedó extrañado al ver que no lloraba, sólo se encontró con unos ojos, profundos como el cielo nocturno que parecían mirar a través de él.
A la gente le incomodaba la inquietante mirada del bebé que parecía ver hasta los pliegues más recónditos de su interior.
La madre estaba desesperada, pensaba que tenían un niño autista.
El padre eludía el tema cuando venían visitas.
Cuando le sacaban fotos parecía ausente.
Sólo dibujaba, no hablaba.
En el colegió se ganó la frustración de los profesores y el apodo de “el niño de la mirada perdida”.
Así pasó la vida hasta que tuvo 15 años.
Antes de que sus padres le obligasen a estudiar una carrera, una empresa le contrató, pues les pagaban por contratar a gente calificada como con problemas mentales.
El Niño de la Mirada Perdida creció y un día, cogió la carpeta en la que se hallaba su colección de dibujos que atesoraba desde pequeño, se fue al campo y los colocó todos juntos en el suelo formando un gran mural y al fin halló el camino que conducía a sus sueños.
Allí todo era más real para él que lo que nosotros conocemos como real.
Su mirada apuntaba siempre más allá, a la esencia de las cosas.
Entonces, sus ojos, que pocas veces habían hallado puerto, repararon primero en una señorita:
La señorita de la mirada perdida…
Y luego a todo un pueblo de personajes como él.
Los que le conocieron en el mundo que abandonó primero se extrañaron, otros suspiraron aliviados, pero después finalmente todos le olvidaron.
Lo mismo ocurre con las joyas, son piedras extrañas, distintas a las demás, y suelen estar en bruto.
Cuando una de estas extrañas piedras cae en manos de un profano, no sabe valorarla, no sabría tasar su verdadero valor.
Pero por suerte hay joyeros que saben tasarlos.
T. Owen
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Vale, ya las estoy escribiendo desde el ordena y creo que estoy viciado chicos…
«hola me Llamo newowen y me acabo de viciar a leer y escribir e sopaderelatos.»
El primer paso es reconocerlo. Otra cosa es que quiera curarme o no…
Saludos y gracias a todos por compartir.
espero no extenderme tanto en el prox. para que no se haga aburrido.
«Hola newowen!»
Tranquilo, casi todos aqui pasamos por la adiccion, la ventaja es que esta adiccion es sana y se debe disfrutar ^^
Tengo que ponerme las pilas yo también, qué vergüenza no haber subido ya algo más… Me gusta mucho tu relato, más de uno nos sentiremos identificados!
Te sugeriría que el final fuera un poquito más concreto, si acaso, pero sin quitar la parábola de la joya en bruto. Me encanta!!
Toda la razón Zilniya, concretar mas para que el relato no pierda fuerza. he divagado mucho, queriendo explicar muchas cosas en un solo relato. Me ayuda amejorar, gracias.
Ya he visto donde enferma también este relato: al haber puesto lo del grupo de rock como los otros quinceañeros, me he obligado a, una vez hecho el flashback, volver a lo que yo había marcado como presente (15 años). Pero yo no me quería detener ahí, el niño tenía que seguir creciendo y ahi no había na mas que contar, asi que la linea de tiempo está un poco endeble.
Caí victima de mi propio invento.
Gracias a la motivación a escribir que supone el blog y a vosotros poco a poco aprendo cosicas.
¡Gracias chic@s!
Hace poco, ordenando la habitación, vi las dos influencias que creo que han marcado el final del relato.
«Hoja de niggle», una obra poco conocida de Tolkien y Mary Poppins ^^ cuando se meten en los dibujos.
Esta peli creo que también dejó algo de caballos que salen de los tiovivos en mi cabeza…