Crisálida electricista
- publicado el 03/01/2014
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Escribo en el precipicio.
Escribo en el precipicio de los deseos perdidos.
No conoces mi secreto y yo no te lo confieso:
te pertenezco.
Tengo el inmenso honor de pertenecerte.
No te digo si te echo de menos, no te digo menos
de lo imprescindible,
si existe el destino
y te oigo de pronto y de lejos,
si eres mi golpe mortífero, mi horrible perversión.
Si te rozo en silencio me perteneces como yo te pertenezco.
Sólo yo sé el secreto: te poseo. Me perteneces.
Me excito si lo pienso y te conviertes en mi extinción.
No te veo, no te oigo, no tengo ese olor, no te beso,
no te toco, pero me perteneces por derecho.
Eres mi deseo, y mi deseo es mío.
De ti cojo el color de piel, robo el olor y el tono de voz,
pero los creo con mi mente.
Y sólo te conviertes en mi deseo perdido en los precipicios,
en el dolor eterno, en mi noche,
en el libro prohibido que leo, en mis escritos,
en mí, y te invento como menos me destroces.
Te conviertes en mi intenso deseo secreto.
Te poseo en mis noches tristes sin ti.
Te tengo en los sollozos que no oyes
y en los gemidos que deseo oírte.
Me perteneces porque te pertenezco,
y porque te pertenezco me perteneces.
- Poca Altura - 08/03/2011
- EL CARTERO - 15/02/2011
- Monólogo - 11/02/2011
«Te tengo en los sollozos que no oyes
y en los gemidos que deseo oírte.»
Qué bueno.
Gracias.
La cosa es que me puse a jugar y salió ésto. Nadie advierte que faltan vocales, jeje.
Salud.