Crisis en la Autopista
- publicado el 16/06/2011
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Recuerdos de familia capitulo 1: visiones y familia
1
Hace unos días que su esposa y su hija habían vuelto de sus vacaciones en México, y Roberto pensó en como las había extrañado. Pensó que no volverían, por eso cuando las recibió en el aeropuerto estatal les dio un ruidoso beso a ambas y cuando ellas sorprendidas le preguntaron porque tanto cariño, él respondió: por nada, simplemente que las extrañe mucho, muchísimo.
Mientras estuvieron fuera había tenido la visión de ellas tiradas en una zanja al lado de la carretera que salía del pueblo. Siempre que se dormía y la imagen aparecía en su cabeza despertaba sudoroso y jadeando, pero no podía hacer nada para mantenerla alejada. La van familiar entrelazada en un abrazo de metal retorcido con una camioneta negra con ventanas oscurecidas –de esas que conducen empresarios o jóvenes con padres adinerados–. El parabrisas estaba destrozado. De repente en el cuadro, y de la nada, parpadeaba azul y rojo intermitentemente. Alguien había llamado a la policía, que ahora se acercaba seguida de una ambulancia. Basta, no pienses eso, se dijo, pero el recuerdo era muy fuerte y no se iba, incluso tenía una voz. Era una voz que sonaba racional, un poco demasiado, pero lo que le repetía una y otra vez era algo que no podía ser posible. Ellas se han ido ¡Déjalo ir!
Solo tonterías ¿no?.
Tenían que serlo. Era cierto que su memoria no había estado muy bien últimamente, pero era imposible olvidar que habías perdido todo lo que les quedaba en el mundo, simplemente imposible. Solo preocupación, eso era todo. Preocuparse por su familia no tenía nada de extraño, eso explicaba todas sus visiones. Su familia es lo que sostiene a un hombre, lo que le da identidad y sin lo que caería, o por lo menos eso creía Roberto.
De repente una mano le tiró de sus pantalones sacándolo de sus pensamientos.
Era su hija su muy querida hija, Elisa. Muy viva por supuesto.
¿Estás seguro Robert? Sí, estoy seguro. Solo hay que verla. La desordenada mata de pelo café que enmarcaba una cara delgada y pálida con un poco de rubor en las mejillas (tal como su madre). Un par de grandes ojos cafés lo miraban con curiosidad.
–Preciosa, ¿Qué haces fuera de la cama?.
No respondió sino que siguió mirándolo con esa curiosidad de antes, pero había algo diferente. Era como… bueno, algo así como avidez. Como el que se trae algo entre manos, y no precisamente travesuras infantiles.
No, Robert. No son travesuras infantiles es… ¡no, no sigas!
–Vamos princesa, a la cama –levantó a su hija por las axilas y se la llevo a su habitación.
Cuando iba saliendo del cuarto de su hija bostezando, de camino a la habitación suya y su esposa vio a esta mirándolo desde el descansillo del segundo piso. La expresión en sus grandes ojos cafés era muy parecida a la que tenia Elisa hace un rato, cuando la llevó a la cama. Vestía un camisón blanco con encaje.
–Cariño, ¿Qué haces ahí, me esperabas?– pregunto subiendo las escaleras hacia ella.
Ella siguió inmóvil y sus ojos, que Roberto pensó que lo miraban, estaban perdidos, ausentes. Como los de alguien que acabara de despertar de un coma. Roberto le pasó le brazo por el cuello y la llevó a la habitación.
Se quedo dormido viendo los brillantes números del reloj despertador de la mesita de noche de su lado de la cama. Su esposa, Marta, como había sido durante todo su matrimonio, dormía en una esquina de la cama con una pierna colgando del borde de la cama. Se quedó dormido sintiendo el calor de su espalda contra la suya.
Hasta que aproximadamente a la medianoche…
Lo despertó una serie de ruidos en el piso de abajo. Sonaba como si alguien estuviera caminando por la casa en la oscuridad, chocando contra los muebles. Se levantó sin molestarse en ponerse las pantuflas. ¡Ladrón, Elisa!, fue su pensamiento inmediato y salió corriendo de la habitación tan rápido que no notó que su esposa no estaba a su lado. Lo único en su cabeza en ese momento era su hija que tenía su cuarto en el piso de abajo.
En pocos segundos llego al descansillo y entornando los ojos para acostumbrarlos a la oscuridad las vio y estuvo a punto de gritar. No era un ladrón sino algo peor.
Marta y Elisa caminaban por la casa con los ojos en blanco y chocaban contra los muebles como si fueran extrañas en la casa. Roberto parpadeó y por un segundo le pareció ver que ni su esposa ni su hija estaban realmente ahí, en vez de eso vio (fantasmas de recuerdos) sombras que se mezclaban con las oscuridad de la sala. Desaparecían y volvían a aparecer como lombrices en la tierra. Ellas y la oscuridad, la oscuridad y ellas.
Roberto no pudo soportarlo y volvió a la habitación sin hacer ruido, con el pulso acelerado y asustado como nunca. Tenia una intensa sensación de haber algo que no debía haber visto. Se volvió a dormir y la horrible escena de hace unos minutos se siguió repitiendo en pesadillas.
2
Dos días después de que viera a Roberto trabajando tan feliz en el jardín de su casa, Eduardo iba de regreso a su casa de su trabajo en la firma (trabajo pesado, muy pesado). Por esto mismo condujo rápido por todo el camino, incluso cuando entro en la zona residencial (con un límite velocidad de veinte kilómetros por hora) donde vivía con su esposa y su hija desde hacía unos años. Como Roberto… antes, pensó con tristeza, bajando la velocidad, ya había llegado.
Bajó del auto y caminó hacia la casa con paso fatigoso hacia la casa.
–¡Nena, ya llegue!
Inmediatamente la puerta de la casa se abrió y su pequeña niña de ocho años salió a recibirlo como si se hubiera ido por días y no por horas, detrás iba si esposa. Se veía preocupada.
Antes de que pudiera preguntarle si algo iba mal, ella dijo:
–Roberto te ha estado esperando desde la tarde –hizo una pausa– no se ve nada bien Eduardo.
Se separó de su hija y corrió hacia su casa olvidando de repente su cansancio. Algo en la voz de su esposa le había dado un muy mal presentimiento. Entró a la casa y ahí estaba Roberto sentado en el sofá de la sala.
Pero había algo más…
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Primer capitulo
Disfurtenlo
Primer capitulo
Disfrutenlo
Disfrutado! Engancha la historia, a ver qué cuenta Roberto…
Q bueno q esta Migit! mucho suspenso, i love it!!