Luna roja, no nos lloran, margaritas invertidas.
- publicado el 13/01/2014
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La Biblioteca – Capítulo 2
Un nuevo día.
Bajo al café de la esquina y pido un con leche y un cruasán. Fuera hace un frío otoñal que va cediendo paso al invierno. Cala hasta los huesos y traspasa la gruesa trenca con que me protejo. El café está amargo y espeso. Un asco.
Cuando termino, voy de camino a una nueva biblioteca. Está más lejos que la que solía ir, pero todo sea con tal de no tener problemas ni encontrarme con más locas adolescentes.
La biblioteca es bastante más grande, y la sala de estudio está repleta de gente. Eso sí, todos en silencio. Busco un asiento algo aislado y saco mis apuntes. Me fijo entonces en que me faltan varias partes, que se quedaron desparramadas en la anterior biblioteca. Me llevo las manos a la cabeza y pienso en todo el trabajo perdido y en que tardaré días en recuperarlo. De pronto, un retortijón me sacude las tripas. Puto café de mierda. Bej… Necesito ir al baño.
Salgo de la sala de estudio y pregunto en recepción por los servicios. Me mandan a la primera planta, donde además hay un par de oficinas. Subo por las escaleras y me encuentro con un pasillo alargado repleto de puertas. En la primera de ellas pone “Servicios” y entro a un cubículo con una pared dividida en dos puertas entreabiertas. Una de esas dos debe de ser el baño de hombres, pero no hay ningún cartel que lo indique. Mi tripa sigue rugiendo con fuerza y me decido por la puerta de la izquierda.
El baño es amplio, con un largo espejo sobre los cerca de cuatro o cinco lavabos. ¿Para qué necesitará una biblioteca un baño tan grande? Me introduzco en una de las letrinas y me pongo a faenar, dando un descanso ciertos músculos que probablemente me produjeran agujetas de tanto apretar.
Mientras estoy evacuando, descubro una voz femenina que inunda la sala. Parece que me he equivocado de baño. Tendré que esperar a que esta tipa se vaya.
La chica está hablando por el móvil. Abro un poco la puerta de mi letrina y veo por el resquicio que dejo a una mujer joven, de espaldas, mirándose en el espejo, coqueta. No es muy alta y tiene el pelo recogido en lo alto de la cabeza, con un coletero rosa muy grueso. ¡Es ella! ¡La Poligonera! ¿Pero es que no hay bibliotecas a las que ir? ¿Estas tías van a liarla a todas partes?
Rápidamente, pero sin hacer ningún ruido, cierro mi puerta. Ya he terminado de defecar, así que me visto y noto cómo un sudor frío recorre mi espina dorsal. La Poligonera sigue hablando por el móvil, quizás con la Loca Bocazas. No sé. Pero a mi mente vuelven los sentimientos de ira. ¿Qué hago? ¡Qué hago!
Un flash apaga mi mente. Ya sé. Ya sé qué hacer.
Lenta y silenciosamente, abro la puerta. La Poligonera sigue absorta en la imagen que le devuelve el espejo, retocándose las pestañas y no oyendo nada más que a su teléfono móvil. Me acerco por detrás como un gato y le golpeo la cabeza con la punta del mango de la escobilla del váter. Le doy con fuerza suficiente como para desmayarla y arrastro su cuerpo ausente hasta la letrina donde acababa de cagar. La siento en la taza y le azoto la cara, lo que provoca que despierte.
Está desorientada, como ida, y tarda en reconocerme. Cuando lo hace, sus ojos se abren, sus pupilas se contraen al máximo y abre la boca para gritar, momento que aprovecho para llenársela de una gran bola de papel higiénico. No tiene ni idea de lo que soy capaz de hacer. Le golpeo brazos y piernas repetidas veces, antes de que su consciencia esté completa y le dé por escapar o golpearme. Apenas se queja. Creo que le he golpeado demasiado fuerte en la cabeza. Una lagrimilla de puro terror se le escapa del ojo derecho y recorre su mejilla. La capturo con el dedo índice, me lo llevo a la boca y lo chupo. Cómo me lo voy a pasar…
Sin más ayuda que mis puños y la sucia escobilla, he despedazado a la Poligonera. No puedo decir que haya sido un asesinato limpio. Le he roto casi todos los huesos del cuerpo y puedo asegurar que ha sufrido. Sin contar con los arañazos provocados por las gruesas cerdas de la escobilla golpeando contra su piel. Qué satisfacción…
Salgo del habitáculo donde la he dejado encerrada. En mi mano, el grueso coletero rosa, un buen recuerdo. Y en mi mente, el orgullo recuperado de volver a ser yo, de haber tenido la última palabra. Espero que te pudras rápido entre tanta mierda, zorra.
Me dirijo a los lavabos, y en ese preciso momento, oigo unos ligeros pasos venir en dirección al baño. La puerta empieza a chirriar y me voy corriendo a otra de las letrinas, desde donde veo quién entra. También hablaba por el móvil, pero su voz era mucho más alta. Inconfundible. Era la Loca Bocazas.
Bendita sea mi suerte…
FIN
Yizeh. 24 de noviembre de 2010
- Ejercicio 1. Autorretrato - 15/04/2022
- Pues ya ve - 12/11/2021
- Petra Pérez, ciclista - 10/12/2020
No me esperaba el giro del final.
Realmente, esperaba que fuera un buen chico, jo…
Pero bueno, está claro eso de «no es oro todo lo que reluce, ni toda la gente errante anda perdida» xD
Pese a que yo tenía mis esperanzas puestas en el protagonista, me ha gustado. Empieza siendo un relato cotidiano, y acaba por ser algo más que ello. Aunque me sorprendió un poco el «momento» en el que sucede el giro… Es decir… ¡Está loco! >.<
Te digo lo mismo que a Rave (que no es otro que Champinon, que no os engañe), pero al revés. No lo esperabas porque no hace mucho que paras por aquí, y hacía tiempo que no usaba este estilo de estructuración. Me alegro de haberte sorprendido.
Un saludillo, Haz Tareas!
A mi me gusta el final. Si me esperaba el giro, pero no me esperaba el final… el Bendita sea mi suerte…
Quizás porque te conozco creo que esa frase tiene «algo» que la distingue…
Me ha gustado el realto, al menos se me ha hecho ameno de leer y lo he hecho del tiron,…
Esperabas el giro porque me conoces muy bien. Y eso que hacía tiempo que no escribía con este estilo de final. Je, je. Intento alejarme de lo que estoy acostumbrado, pero a veces es inevitable. Uno es Lascivo porque es lascivo.
Un saludo, Reiv River Tropic.
Me ha resultado ameno y algo inquietante. Me ha resultado más escalofriante, por más realista, la situación tensa del principio. Ocurre que a veces sin saber cómo nos vemos envueltos en situaciones surrealistas en las que las hienas se hacen con el control y nos vapulean como quieren, ante nuestra inocente estupefacción.
En cuanto a los aseos, hay algo en el «modus operandi» de este tipo que me ha recordado a alguna peli de Almodóvar. (Golpear a una persona con una escobilla de wáter hasta la muerte).
es lo que buscaba, un relato de terror que estuviera fuera de lo que normalmente se establece como género de terror (lo sobrenatural, la sangre, el miedo). Y aunque aquí termino con un (o más) asesinato(s), lo hago para no salirme tanto por la tangente. Es decir, quería un relato que extrapolara el género de terror.
Lo de Almodóvar… No lo había pensado. Me lo tomaré como un cumplido xD. En realidad buscaba una situación grotesca y atípica, supongo que en las pelis de Almodóvar es lo que más se palpa.
Gracias por su tiempo, humilde Xplorador. Dios le bendiga.
a mi tambien me ha parecido bueno; la vuelta de tuerca es muy apropiada. pero… solo una cosa; por que el terror implica muerte?
no, más bien la muerte implica terror. Pero que haya muerte no es señal inequívoca de que el relato sea de terror. En este caso sí, claro.
Que buenos dos capítulos, al principio me ponía de mala leche el comportamiento de las dos poligoneras, pero al final me he apiadado de ellas cuando al protagonista se le cruzan los cables! En fin, muy buen relato
Pues vaya, admito que me has sorprendido pero bien… Principalmente, porque el tipo protagonista me parecía alguien normal… no sé, preocupado por sus estudios, y además, también asustado por la posibilidad de tener problemas con la policía, aunque fuese inocente… Por esto último, me resulta bastante chocante que sin pensárselo mucho, mate a la poligonera y disfrute con ello. ¿Está loco?
Aparte, creo que escribes realmente bien.
La historia está genial, pero no es muy crédula. Es muy difícil que puedas de un golpe de escobilla, hacer desmayar a alguien. No digamos ya descuartizar a escobillazos xD
Para mí por este motivo el relato no es de terror, sino que me lo he tomado con mucho humor. Pero lo dicho, la historia mola ^^
En realidad, me gustan esos giros del final. Me gusta darle ese tipo de personalidad a mis personajes, sobretodo a los protas. Si leéis mis otros relatos, veréis similitudes (como en «Ángel», alguno más de terror, etc). Me gustan las personalidades confusas, llenas de rabia contenida, muy bien ocultada. Aunque bueno, igual estoy siendo un poco pedante xD
En todo caso, me alegra que os haya chocado precisamente ese rasgo y que os haya gustado. Un saludo para Canelón, y otro para Pequadt, por supuesto.
Te gusta y te queda muy bien. Para mi busco enfocas muy bien esos cambios drasticos de personalidad y esos giros argumentales.
Creo que para relatos cortos es una muy buena baza para gustar ^^