El pez azul
- publicado el 14/01/2014
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El otro Viernes
Robinson se encontró con un indígena en la playa al que, casi de inmediato, convirtió en su lacayo.
Con el trascurso de los días le enseñó su lengua, lo vistió y le explicó para qué servía el vestido y en qué consistía la vergüenza. Le habló de su dios. También lo instruyó en modos diferentes de trabajar ciertos materiales, diseñar herramientas y casas más eficientes. Viernes se deslumbró. Hizo unas cuantas oraciones en la playa y decidió convertirse en buen cristiano pero también, sin sospecharlo, se hizo comerciante.
Regresó a su aldea y explicó a sus compañeros, con vehemencia poco habitual en él, las novedades que había descubierto, pero ocultó la fuente de sus nuevos conocimientos. Se trataba -dijo a quien preguntó- de inspiración divina. Su nueva indumentaria era un ejemplo de su nueva magia. Los indígenas se mostraron reticentes pero, poco a poco, con el apoyo de los más jóvenes y curiosos, sus ideas comenzaron a practicarse con buenos resultados para los suyos. Vio crecer su influencia en muchos asuntos.
Mientras tanto, Robinson, más aliviado de su soledad, se sentó a esperar la visita de Viernes. Este se hizo esperar más de lo previsto, pues andaba ocupado en establecer su nuevo poder entre los suyos y encontrar el mejor momento para separarse del resto sin que lo siguieran.
Finalmente, cuando se volvieron a ver, Robinson le hizo conocer su intención de regresar a su tierra. Para tal empresa el apoyo del convertido Viernes era fundamental, sin embargo, Robinson se cuidó bien de hacerle entender que no era Viernes quien ayudaba a Robinson, sino todo lo contrario.
El indígena, a pesar de la pena que sintió al saber que su maestro deseaba marcharse, proporcionó los bienes necesarios para construir una sólida embarcación y trabajó casi sin descanso en su fabricación, bajo la atenta supervisión de Robinson. La servidumbre de Viernes era tan eficiente que casi todo lo que Robinson pedía, éste se lo traía o lo fabricaba para él.
Viernes era visto como un notable en su aldea, en la cual no le negaban nada, pues poseía trucos cada vez más increíbles que desplegaba frente a todos. Y aquello se lo debía a Robinson, pero nadie más lo sabía. Así que, con la nave lista y bien aprovisionada para el largo viaje, Robinson y Viernes se dispusieron a celebrar la próxima partida. Esa noche hicieron una fogata, bebieron mucho y Viernes bailó, hizo bromas y le habló, con alguna candidez -probablemente inducida por el alcohol- de sus conquistas, sus varias mujeres, y de su próximo matrimonio con la más joven de las hijas del rey. Robinson rió de buena gana y le palmeó el hombro.
Al amanecer, mientras Robinson dormía ebrio sobre la arena, Viernes le atravesó una lanza en el corazón. Construyó un tótem con partes de su cuerpo y plantó su cabeza sobre una estaca que colocó al fondo de la cueva, para así poder regresar siempre a adorar en secreto a su dios personal, el dios que le inspiró e insufló conocimientos tan útiles.
- Ombligo - 11/03/2011
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- Catálogo de sueños - 15/02/2011
Vaya, el final, más que inesperado, es chocante. Para mi gusto, rompe demasiado con la dinámica del relato, como si quisieras llamar la atención a gritos, gritos demasiado estridentes. Sin embargo, la narrativa es muy buena, y has elegido un buen tema, conocido por todos. Aunque personalmente prefiero los relatos de inspiración propia, 100% originales.
¡Nos leemos!
Interesante tu forma de entender el final. Llamar la atencion no es lo que quise hacer -no es algo que me proponga al escribir- solo quise darle un final a una historia que siempre me parecio empalagosa e injusta dando una vuelta de tuerca para hacer ganar al indio, a su manera; tal vez sea un punto de vista -el de Viernes- que los occidentales no compartamos pero eso no quiere decir que no pueda suceder.
En cuanto a lo que te gusten historias 100% originales… bueno, no se que decir, supongo que tendras algun motivo para eso o simplemente se trata de una cuestion de gusto. A mi me costo esfuerzo trabajar sobre algo muy conocido sin estropearlo del todo.
Gracias por el comentario, como ves me ha dado que hablar.
Nos leemos
Disculpa, debiera haberme explicado más. Respecto al final, me da la impresión que, más que contrastar, choca completamente con el estilo del relato. Me da la impresión de que no viene a cuento, si me permites la expresión.
Por supuesto, tu relato me parece tremendamente original, solo he querido declarar mi gusto por los relatos 100% originales, en el sentido de que tanto la historia como los personajes sean inventados por el propio escritor. Sin dejar por ello de ser peor tu relato, por supuesto.
¡Un saludo!
Hola Lascivo:
Viernes es un hombre que no pertenece a nuestra cultura ni ve el mundo de nuestro modo. Que mate a Robinson para hacerlo su totem personal, no es descabellado ni contradice -segun mi punto de vista- el relato en ningun aspecto. Tal vez contradiga o entre en conflicto con la forma de entender el mundo -la occidental- que tenemos los que leemos, pero ese es otro tema, creo que hay coherencia interna y no se resiente por este final. El narrador esta en tercera persona y es imparcial.
Otra cosa es que te pueda o no gustar el relato, pero lo que estas haciendo -y me alegra que lo hagas pues ademas lo haces con amabilidad- es una critica de fondo, por eso me tomo el tiempo para que quede clara mi postura al respecto.
Un ejemplo donde no hay coherencia interna es cuando un relato termina diciendo que todo era un sueno, este es el ejemplo clasico de la falta de coherencia entre lo relatado y el final del mismo. Es un poco tomar el pelo al lector. Jamas pense hacer eso!! ni tampoco impresionar.
En cuanto a inventar historias y personajes me parece bien que te parezca mejor que el autor sea creador, aunque para mi versionar es tan creativo -y no mejor dificil- que crear de la nada.
En fin, gracias por tus comentarios y espero leerte pronto.
Un abrazo
En realidad, tienes toda la razón. Si el relato me pareció X o Y, es algo totalmente subjetivo. En todo caso, me alegra que haya debate, y me parecen muy claras tus explicaciones, y totalmente justificadas.
¡Esto es Sopa de Relatos, señor@s! ¡Aprender a través de la crítica! Tanto el que lee como el que escribe.
¡Un abrazo Javier!
Gracias Lascivo
Con tus comentarios vamos haciendo lecturas mas inteligentes que, de algun modo, obligan a quien escribe a cuidar su prosa.
Un abrazo