La muñeca rusa

Las vibraciones del sonido que emitió aquella frase llegaron como un viento frío que hiela y eriza la piel. Permaneció inmóvil, con la serenidad falsa que produce la incomprensión, hasta asustarse porque no podía mover ni un solo dedo de su mano, mucho menos, pronunciar alguna palabra.

Entonces, sintió que se caía y se golpeaba bruscamente contra el suelo, dividiéndose, como una de esas muñecas rusas, en al menos diez trozos diferentes.

Vio cómo se derrumbaba su parte sensible, cómo rodaba aquélla donde residía su sentido del humor, incluso la zona donde albergaba los sentimientos más nobles de amistad se dio de bruces contra el suelo, perdiendo su capacidad de almacenamiento. Delia veía añicos de ella misma repartidos por todo el suelo, jirones de una piel que no emanaba ni una gota de sangre.

Pero, por fortuna, no estaba todo perdido. A lo lejos, divisó una parte de ella misma que parecía estar en perfecto estado, en pie, firme, intacta. Totalmente opaca, sin ningún poro por el que dejar pasar el aire o la humedad; sin un trozo de vidrio o frágil material que pudiera partirse. Aunque era la que menos se parecía a la auténtica Delia, tuvo que agarrarse a ella con las escasas fuerzas que le quedaban. Despojada de todo lo delicado sería más fácil resistir los próximos golpes.

Berta Carmona

bertcarfer
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6 Comentarios

  1. acubo dice:

    Me ha impresionado muchísimo. Has utilizado de una forma SOBERBIA la metáfora de la muñeca que se rompe, pero claro, por lo que nos queda de humanos, somos capaces de recomponernos al final. Al final, como siempre.
    De verdad, la ternura flota en el relato, dan ganas de abrazar a Delia y decirle que ya está, que ya no va a sufrir más.
    Insisto. SOBERBIO.

    1. bertcarfer dice:

      ¡Muchas gracias Acubo! Me alegra leer tu comentario y me encanta el adjetivo con que me calificas ¡soberbio! woww. ¡Gracias por leerme y comentarme!

  2. Lascivo dice:

    Coincido con Acubo, gran metáfora.
    Sólo cambiaría «como una de esas muñecas rusas» por «como una muñeca rusa», creo que así le das más valor a la metáfora, quitando el «esas». De esta forma queda más personal, sin mostrar a las muñecas rusas, que son las protagonistas de la metáfora, como algo ajeno. Es decir, que sin el «esas» das por hecho que el lector sabe lo que es una muñeca rusa, y se identifica mejor. O al menos eso creo, no estoy seguro de estar expresándome del todo bien xD

    ¡Nos leemos!

    1. bertcarfer dice:

      Muchas gracias a ti también Lascivo. Entiendo perfectamente tu comentario y me gusta lo que propones, lo tendré en cuenta. ¡Gracias!

  3. Pequadt dice:

    No había leido este relato hasta ahora. La verdad es que es un relato muy fresco y lleno de ternura. Me ha gustado mucho ^^

    1. Bertcarfer dice:

      Muchas gracias Pequadt. Me alegra y anima saber que algo de lo que escribo puede llegar a gustar 🙂

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