Yo era un niño de nueve o diez años, y estaba de vacaciones de verano en una villa donde trabajaba mi padre todo el año. Estando jugando con otros niños, al lado de la carretera, vemos que una moto le pasa por encima a un cachorro de perro; éste queda en medio de la calzada, con la espina dorsal rota; intenta moverse con las patas delanteras, pero no puede arrastrase tan siquiera; está gimiendo, cuando vemos acercase a una viejita con una azada y que le da con ella dos golpes muy certeros en la cabeza, que acaban con la vida del cachorrillo. Aquel perrito era la mascota de un nieto de la viejita, que tuvo la valentía, la decisión para acabar con el sufrimiento de aquel pobre animal. Aún hoy, con el paso del tiempo, recuerdo aquella escena que se me quedó grabada.

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Prior

Master universitario en PRL. Aficiones: Internet, política, práctica de deportes, micología.

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