Lejana

Despierto y no estás. Siempre es así, me maltratas. Convivimos como dos extraños. Ni me miras. Estás fuera todo el día. Sé que está mal, pero debo tolerarlo porque te quiero. Llegas en las noches y te acuestas sin más. Al día siguiente, se repite la rutina. Antes todo era maravilloso, ahora eso parece un sueño. No sé cuándo cambió todo, pero debo hacer algo. Un día, cansado del triste ciclo, te sigo sin que te des cuenta. Al llegar a donde siempre vas, un cementerio, me sorprendo al ver la tumba de quien siempre visitas: la mía.

Carlos Trujillo
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