Azazel

Despertó y acarició sus alas. Observó su cuerpo asexuado y respiro hondo el aire que no le hacía falta. Recordó que pudo morir en aquel sueño, cuando la intolerable mortalidad lo había saludado con un sabor a sangre en la boca y con la crueldad de la gravedad. Pudo sentirse vivo al percibir la muerte, al sentir su agonizante y ardiente sangre recorrerle el cuerpo, al calor robándole la energía, a la luz apagando sus pupilas. Recordó su aroma, el aroma de la humanidad… Despertó, acarició sus alas y se las arrancó con violencia antes de precipitarse al vacío.

Soraya Estefan
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2 Comentarios

  1. Ma Dolores Alvarez dice:

    Me encanta Soraya.
    Un saludo.

    1. Soraya dice:

      Que alegría que te guste! 😀

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