Libertad

Los unicornios de Sefidon siempre galopaban audaces y bravíos por los prados verdes de aquel lugar. Su libertad era un símbolo. Eran respetados, admirados por su gracia como por su benevolencia. El hombre que allí vivía fue quien destruyó esa libertad, la de todas las criaturas del cosmos, al asesinar con frialdad uno de ellos. La ambición lo cegó. El símbolo entonces fue resquebrajándose poco a poco, hasta que el último de los unicornios cayó.

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