Klimt estaría orgulloso

Amontonado el silencio en tu mano

y desentumecido el corazón,

poco a poco dejamos de ser dos:

comenzamos a ser ciento volando,

 

y todo el cuerpo empieza a ser labio

como ya decía el buen Rosales,

y arrancamos todos nuestros bozales

y adelantamos a nuestros pasos

 

y te huelo y no te encuentro mía,

nos encuentro nuestros y progresivos

a estar dulcemente muertos, querida,

 

abocados a incendiar el destino,

sujetos a una irrealidad perdida,

y ahora muertos, estigios, fugitivos.

Invierno
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