Brindé, por fin

Olas con furia golpean las rocas, espumosas se alejan acariciando a todas sus aristas. Desde el acantilado, mi esposo y yo admiramos un bello ocaso. Con una copa en la mano, festejábamos nuestro aniversario. Miré hacia abajo, y sentí la sensación de una caída libre de 40 metros, al recordar la semana anterior, al verle salir de un motel con mi amiga. Deseé en ese momento, despeñarme para borrar mi aflicción. No sé qué me pasó, decidí que con un empujoncito bastaría. Y… brindé por mi último aniversario.

Gil Sanchez
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