ESQUIMALES

Un día, la familia esquimal decidió irse de su aldea para explorar más allá de las cordilleras. Por caminos desconocidos y paredes escarpadas viajaron durante sueños hasta llegar a lo que creyeron el fin del mundo. Descendieron por la última montaña y, al pie del último valle, lo vieron: era un palacio colosal que medía quinientos hombres, tenía las paredes de un material blando y desconocido, cubiertas de jeroglíficos y colores jaraneros. Era tan sobrecogedor que la familia esquimal avanzó hasta sus puertas, donde un cartel gigante los invitaba a pasar: centros de merluza Pescanova, decía.
Ingenuos, penetraron.

Anna
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