Deseo incesante.
- publicado el 13/02/2014
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Abandono
Ya no es tuya tu piel, muerde los ojos
del sol; crece artilleros el deseo
alza al amor intenso fuego ateo,
mansa avidez hace estallar los rojos
campanarios y la savia derrama
su torrente nos arrastra, nos baña,
te atraviesa mi sed, insiste en saña
y desgaja los frutos de la rama;
la noche entra conmigo entre tus ancas
desnuda de sus astros, y no sabe
que el oleaje de vida, esa asesina,
con que anega de espuma las barrancas,
suicida en chorros de diamante suave
al tallo, arrepentido de la espina.