Emprendí el viaje para conocer mundo, para coleccionar postales de infinitos horizontes.

La mochila se convirtió en un hermano pequeño, las botas en hacedoras de sueños, los mapas en consejos de sabio susurrados al oído, la brújula en mi mentirosa predilecta, los libros en Libros.

La carretera se convirtió en ilusión, la naturaleza en corazón, los senderos en arterias, las estrellas en centinelas que custodian dudas eternas, los trenes en retos hacia ningún lugar, los amaneceres en fuego, los atardeceres en hogueras que se apagan, las noches en papeles en blanco, el alcohol en bolígrafo.

La sonrisa se convirtió en bandera, la gente en personas, las personas en historias, las distancias en oportunidades, el silencio en la mejor de las conversaciones, las verdades absolutas en debates.

Las utopías se convirtieron en sueños y los sueños en planes, el amor se convirtió en un idioma y el sexo en su traductor universal.

El tiempo se convirtió en arena, el presente en un futuro pretérito.

Emprendí el viaje para conocer mundo, y antes de darme cuenta yo me había convertido en el viaje.

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McCandless

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• Somos viaje - 22/02/2014