La reencarnación.

Estos días de otoño, andando por el campo, compruebo como multitud de insectos se afanan en almacenar alimentos. Veo como pasan, a mi lado, grandes ratones y conejos y, por todas partes, huelo la peste nauseabunda de la materia descompuesta, lo que no apreciaba en mi vida anterior, antes de haberme reencarnado en un vulgar escarabajo.

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