Un trabajo no ejecutado.

Esa tarde, llovía con fuerza.

Se dirigió, con mucho sigilo, a la habitación del hotel en la que le esperaba su cliente. Cuando éste le abrió la puerta ni siquiera dejó que lo saludase sacando la pistola y disparándole un certero tiro entre los ojos. Antes de salir de la habitación, no olvidó dejar encima de la mesilla el adelanto por el trabajo no ejecutado.
La supuesta víctima había sido muchísimo más generosa que el muerto… se había convertido en su nuevo cliente….

Al salir del hotel, la lluvia seguía cayendo con intensidad.

Prior
Últimas entradas de Prior (ver todo)

Deja un comentario

Tu dirección de email no será publicada