HOY… ¡NO FUÉ UN SUEÑO!.

Hoy… sí eras tú vida mía

el que mi lecho ocupaba

y tu aroma me embriagaba

… cada vez que respiraba.

 

Sin duda eras tú vida mía

porque tu piel no extrañaba,

pues tu cuerpo desprendía

… el calor de mis mañanas.

 

Sólo tu carne mi vida,

es compatible a la mía

si de otra persona fuera

… mi cuerpo rechazaría.

 

Te hubiese reconocido

con mis sentidos tapados

y aún atada, amordazada

… a ciegas mi cuerpo daba.

 

Sabría que lo amarías,

sabría lo acariciabas,

sabría que eran tus besos

… los que en él depositaras.

 

Sólo el «dueño» de mi cuerpo

mis escondrijos buscaban,

sólo mi hombre, mi amante

… sabría donde se hallaban.

 

Hoy tu brazo deslizabas

como una boa en la jungla

que hambrienta, desesperada

… carne jugosa buscaba.

 

Tus caricias despertaban

los sentidos más dormidos

que «desperezando» fueron

… abriéndose a tu camino.

 

Hoy… si eras tú vida mía

el que mi sexo tocaba,

tu mano era vida mía…

¡la de todas las mañanas!.

 

 

 

 

 

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