Querida Clarice
- publicado el 16/03/2014
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Sangra despacio y juega conmigo
Mi queridísimo señor Kowalski:
Espero que cuando lea estas líneas, haya conseguido poner en orden sus pensamientos, como también lo haga con los miembros amputados de su mujer y sus hijos. ¿Le ha gustado como me ha quedado? Seguramente si, pues he puesto todo mi empeño y me he divertido mucho elaborando su regalo, para el día del padre.
Ahora ya siente en sus carnes, lo que significa perder a las personas más importantes de su entorno, aquellas, por las que su vida, vale la pena. En apenas un par de horas, pasaron de vivir felices todos juntos, a tener que recoger usted, todos los trocitos en los que convertí a su familia, empapándose de su sangre, la misma que corre por sus venas, y que tarde o temprano derramaré, bueno, más bien temprano espero, pues su sufrimiento, es mi placer y felicidad, aunque también ansío tenerle entre mis manos, para poder oírle gritar, sollozar y pedir clemencia, mientras castigo su cuerpo.
En realidad, no se si darle un pequeño repaso a su árbol genealógico para calmar mi sed de sangre, y así, divertirme un poco más a su costa, o encargarme directamente de usted, pero no se preocupe, no será una cosa rápida, alargaré todo lo posible el momento de nuestro reencuentro, ¡lo disfrutaré tanto!, no puedo esperarlo toda una vida y acabar el trabajo en cinco minutos, espero su comprensión, señor Kowalski.
Pensará que no le va a ocurrir nada, o quizás, esté cagado de miedo, pero le veo muy confiado con la presencia de la policía alrededor suyo, cree que lo tienen todo controlado y no le quitarán un ojo de encima, pero ¿Quién es la policía?, si no personas como usted o como yo, con sus virtudes y defectos. En realidad, lo tienen como cebo, tan solo para atraparme a mi, no les importa si usted vive o muere, pues aquí, el único capaz de ponerlos en ridículo, soy yo, o ¿Quién sabe?, tal vez fuese yo quién lo interrogase, hace un par de días, o puede que lo llevase yo mismo a comisaría, ¿se imagina? Usted, en el mismo coche que el asesino de su familia, sin saberlo, tan solo de pensarlo me excito.
Ni siquiera sabe quien soy, puedo vivir en su misma calle o incluso ser compañero suyo de trabajo, o estar observándole ahora mismo, mientras lee esta carta, apuesto todo al rojo, a que ni siquiera había pensado en ello, ¿verdad?
Seguramente tenga noticias mías en unos días, quizás me presente por sorpresa, ya sabe, piense mucho en mi, en quién puedo ser, diviértase y que pase muy buenas noches.
Atentamente
Un giro inesperado del destino
P.D. No olvide mirar bajo su cama o en el armario, antes de intentar conciliar el sueño.
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