La amistad perdida.

Era mi confidente, mi gran amiga. Cuando me fui de la empresa, seguimos viéndonos, para saber cada uno de nuestra vida. Ocurrió que me separé de mi mujer y, en ese momento de debilidad, mi amiga me ofreció su amor. Pero, pasados los momentos de irreflexiva pasión, nos dimos cuenta de que el amor no era lo que nos había unido. Ahora, me encuentro solo, habiendo perdido la única y gran amistad de mi vida.

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