la colina

Por fin divisaba la cumbre, y me sentía aliviado, era mi objetivo y aunque el viento helado me penetraba los huesos, en mi interior me hacia mas fuerte que nunca.

Solo faltaba escalar unos metros y aunque la montaña se ergía como una pared blanquecina , tenia mis herramientas y mis manos para escalarla, para abrirme paso por la nieve y la roca.

Por fin he llegado, la niebla lo cubre todo, me abro paso a tientas para no caer y así fijar mi banderilla, pero un objeto bultoso impide mi paso, limpio con mis manos mis gafas y los retiro de mi cara.

Allí estaban tres huevos dorados tan grandes como dos hombres uno sobre el otro, rodeados por troncos, ramas y plumas gigantes…

renzo
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