Y LE PEDI A LAS ESTRELLAS
- publicado el 09/03/2015
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NO SABE CÓMO EXPLICARLO…
Está confusa, perdida, no sabe lo que le pasa pero, algo por dentro y por fuera la inquieta. Ha pasado varios días eufórica, sin parar un segundo de hacer cosas, una trás otra, sin sentarse hasta llegar las 8 de la tarde, en que juega una partida con su hermana, al lado de su hija. Lo hace para evadirse, para no pensar nada más que en las cuentas y en los números de la baraja para que las cuentas le «cuadren» y pueda hacer una buena jugada, aún queriendo poner toda su atención en ello, se distrae, confunde y, hasta llega a realizar las mayores tonterías dándose al segundo cuenta de su «metedura de pata»… no se concentra pues está pensando siempre en lo mismo.
La tristeza y la pena no escapan de su pensamiento, por muchas tareas que se ponga, por mucho que se mueva y se meta de lleno en los armarios, en los aparadores, en los muebles de cocina, cambiando vajillas de un lado a otro, cristalerías, lavando lo que se encuentra y… descubriendo cosas que ya había olvidado que las tenía por encontrarse muy al fondo de las estanterías. Ha roto muchas piezas y no le ha importado, antes les daba importancia, ahora… pasa de todo. El tiempo cambia el pensar de una persona, y a ella, esas cosas ya no le importan lo más mínimo, valora lo que antes no tenía y que desconocía.
Ahora es distinto, valora cosas pequeñas, tan minúsculas que jamás se había dado cuenta de ellas, pero son un cúmulo de un todo que le importa mucho, que acaba de conocer porque nunca había tenido antes esas sensaciones que creía no existían. Ahora es todo distinto, distinto lo es todo…ve las cosas desde un ángulo que jamás había descubierto,le gusta estar en esa «esquina» en todas las que ha descubierto en ese pasillo largo, recto que parecía no tener fín, ahora se detiene en cada una y vé a derecha e izquierda lo que, siendo rectas, amplían sobremanera su ángulo de visión.
De lo que no está ya tan segura es de si vale o no la pena haberlo descubierto o… estaría mejor, se sentiría mejor sin saberlo, sin haberlo conocido, pues conllevó a sentir otras cosas que antes no sentía… cambiar su manera de pensar, de vivir, ni está seguro lo que de verdad tiene lo de antes o el presente. De todas maneras sigue pensando que esto sólo puede tratarse de un sueño del que cualquier mañana despertará y… lo más probable es que ni se acuerde lo que pudiera haber pasado en él, será un sueño… como muchos, como todos, que a trocitos irá recomponiendo o… a trocitos irá borrándolos de su mente por que no le convenga recordarlos.
La pena y la tristeza la mayoría de las veces se hace su ama, convirtiéndola en esclava, en pelele que maneja a su antojo, se ceba en hacerla pensar en cosas negativas, nefastas, en embustes que se inventa para humillarla más, riéndose incluso de su cara de asustada, de incrédula, de inocencia.
La pena y la tristeza son su «dulce» compañía… su sombra, las huellas que va dejando tras de sí, huellas tan imborrables que, cuando va de vuelta, las encuentra recientes… aunque pasen horas parecen que sólo un instante antes se han pisado, están tan frescas que rozándolas, apostarías que acababan de ser tocadas.
Le duele hasta la piel de la cara, el gesto le dá punzadas en un oído y en los ojos, la respiración le falta en ocasiones y tiene que aspirar fuerte echando su tronco hacía atrás como queriendo llenar a tope sus pulmones para tener las reservas cuando le haga falta, para cuando vuelva a notar lo mismo, se ahoga a poquitos como si estuviera en un pozo en el que no tuviera donde agarrarse para escalar hacia la salida.
Tiene ganas de que esta pesadilla llegue a su fín, que este infierno sea un mal sueño… que los días vuelvan a ser como eran, si así no fuera…¿por qué hubo esa esperanza, esa ilusión esa irrealidad?, no ha podido ser, no creo en esa crueldad, venga de dónde venga…
Mañana despertará y, cuando sus manos se muevan, notará calor en ellas, oirá su respiración y sentirá que un corazón late a su lado. Eso le deseo, como verle la sonrisa de todos los días, de cualquier momento…
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