James
- publicado el 03/02/2010
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La lista
Los rayos del sol entraban por entre las rendijas de la persiana y chocaban justo contra sus ojos. Lejos de provocarle el impulso de levantarse, le proporcionaban calidez y le ataban a la cama.
Se había despertado hacía ya tiempo, y sus pensamientos vagaban entre los quehaceres en forma de lista que repasaba como un estudiante antes de un examen.
«Poner una lavadora, fregar, hacer la compra, matar a Gregorio, el vecino».
De todas las tareas, hacer la compra era la más odiosa: relacionarse con la gente, salir de casa, gastar y gastar en objetos destinados a la basura. Quizás lo dejara para más adelante.
«Poner una lavadora, fregar, matar a Gregorio, el vecino».
Pensándolo bien, no creía tener aún suficiente ropa como para llenar una lavadora. Podría ponerla, sí, pero le fastidiaba gastar más agua y energía de la necesaria.
«Fregar, matar a Gregorio, el vecino».
¿Fregar? Pura rutina. Claramente no era necesario, no en ese justo momento.
El sonido del timbre rompió la calma de la mañana.
—Buenos días, Gregorio.
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Me ha parecido un circulo vicioso, porque si matas a Gregorio, el vecino, tendrás que fregar la sangre del suelo salpicada, hacer una lavadora para limpiar las ropas manchadas, e ir a la compra para conseguir bolsas donde esconder los restos.
Por supuesto, es una lista de prioridades, al fin y al cabo.
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