La lista

Los rayos del sol entraban por entre las rendijas de la persiana y chocaban justo contra sus ojos. Lejos de provocarle el impulso de levantarse, le proporcionaban calidez y le ataban a la cama.

Se había despertado hacía ya tiempo, y sus pensamientos vagaban entre los quehaceres en forma de lista que repasaba como un estudiante antes de un examen.

«Poner una lavadora, fregar, hacer la compra, matar a Gregorio, el vecino».

De todas las tareas, hacer la compra era la más odiosa: relacionarse con la gente, salir de casa, gastar y gastar en objetos destinados a la basura. Quizás lo dejara para más adelante.

«Poner una lavadora, fregar, matar a Gregorio, el vecino».

Pensándolo bien, no creía tener aún suficiente ropa como para llenar una lavadora. Podría ponerla, sí, pero le fastidiaba gastar más agua y energía de la necesaria.

«Fregar, matar a Gregorio, el vecino».

¿Fregar? Pura rutina. Claramente no era necesario, no en ese justo momento.

El sonido del timbre rompió la calma de la mañana.

—Buenos días, Gregorio.

Yizeh. 20 de febrero de 2018

Yizeh Castejón
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2 Comentarios

  1. Maikel dice:

    Me ha parecido un circulo vicioso, porque si matas a Gregorio, el vecino, tendrás que fregar la sangre del suelo salpicada, hacer una lavadora para limpiar las ropas manchadas, e ir a la compra para conseguir bolsas donde esconder los restos.

    1. Por supuesto, es una lista de prioridades, al fin y al cabo.
      ¡Gracias por comentar!

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