Hasta más ver…

Queridos y muy estimados jefes…

Podría decir que estos meses han sido los mejores de mi vida, que este era mi trabajo soñado y que ha sido tan fácil de llevar que haría esto cada día aunque no cobrase… Pero he de elegir entre cordialidad y sinceridad, así que voy a decantarme por lo segundo.

Por más que pienso no llego a comprender como hicisteis encargada a una persona como ella. La definición de “yoista” por excelencia, observa ombligos ególatra… Que por si de algo se preocupa, no es de su empresa precisamente. Ya que, al igual que en tiempos antiguos se quería al vulgo analfabeto, así precisa a sus trabajadores, a los que forma poco no  vaya a ser que despunten y alguien acabe quitándole su acomodado puesto. Y encargarse, lo que es encargarse, se encarga de librar todo lo posible, y valga la redundancia, encargar todo lo que debe hacer ella a sus trabajadoras. Si sale bien todo, se lleva los laureles. Si sale mal, la culpa es tuya. Y de estas cosas la gente llega un punto en que se cansa. Que a quien le guste tragar mierda, adelante. No seré yo quien juzgue las filias o tendencias de nadie. Pero muy señores míos, hasta aquí he llegado.

No aguanto más a esta persona. No aguanto más ese hilo musical que habéis elegido que va del country a la sesión de spinning tensando casa día un poco más el fino hilo de cordura que tengo. No aguanto más exigencias ni malos tratos. Soy una trabajadora y no una sierva. 

Así que pliego el delantal y se lo entrego. Pueden metérselo por donde gusten. Buena suerte en la búsqueda de alguien menor de 25 pero que tenga formación para su contrato de “formación” mejor llamado explotación.

Muy atentamente.

Una trabajadora descontenta.

Némesis.

Nemesis
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