Hay una puerta sin pomo en mi colchón, se abre y me dejo caer, sumergido en la densa nada.
La negrura me rodea aunque tenga los ojos abiertos. Y mi esclera es reflejo del espacio vacío.

La oscuridad de la inconsciencia que nos ahoga, y mi pequeña llama que lucha por mantenerse encendida, cada vez más fría, titila con miedo e insegura. Los gigantes párpados del cielo se cierran con un estruendo que solo retumba en mi mente.

Sé que no soy el único en una celda sin barrotes, pero no sé si eso me consuela.

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newowen

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