¡MADRE MÍA, MADRE MÍA!

Esto se avisa mi amor

a punto de un «patatús»

y llamar a una ambulancia

me has expuesto vida mía.

 

Confieso que me lo «olía»

algo dentro me decía

¡qué ya hora de algo así!

a tí se te íba a ocurrir.

 

No sé por qué, lo intuía

podían ser esas ganas

que en el fondo sentía

y me faltaban de tí.

 

Y, el primero como siempre

fuíste también en esto

como en muchas cosas lo has sido.

 

Algo a mí me lo decía

debía ser mi ilusión

y me temblaban las piernas

me latía el corazón…

 

Siempre me sorprendes vida

de una o de otra manera

como caja de sorpresas

te abres en mi corazón.

 

Eres como un libro abierto

y cada página de él

una fantástica historia

tú haces aparecer.

 

Todas me gustan mi cielo

cada una un punto aparte

cada hoja me entusiasma

deseando nunca acabe.

 

El final no quiero ver

sólo quiero imaginar

una historia interminable

sin ningún punto final.

 

Me enviáste nubes blancas

más pequeñas y más grandes

y cada una de ellas

me hablaban de tí mi amor.

 

Me decían muchas cosas

me las inventaba yo…

pero todas me han gustado

y el cómo me llamaste amor.

 

También la primera vez

¡qué casualidad! ¿verdad?

o, como a menudo tú dices

¿causalidad, si será?…

 

Me llames como me llames

te llames como tú quieras

eres mi primer amor

y…¡te conozco y te trato!.

 

Te quiero con tal pasión

que hasta un beso por el aire

una mirada a distancia

¡me vuelve loca mi amor!.

 

 

 

 

 

 

 

 

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