Guerrea, Guerrea!
- publicado el 20/10/2008
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Mente Demente
Si alguna vez te has preguntado qué se siente al ser diferente no busques una respuesta. Te sientes muy desgraciado, tanto o más que yo.
Todo comenzó cuando las autoridades sanitarias descubrieron que yo lo era, y por ello fui injustamente castigado. Sólo por ser diferente.
Una enfermera que no paraba de tirar guisantes verdes y amarillos a los pacientes me delató. Al parecer la reacción normal era la de tirarse a por ellos, y pegarse contra todo aquel que intente quedárselos. Obviamente mi reacción no fue esa, sino la de llevarme la mano a la cabeza y frotármela, pues el guisante estaba congelado y dolía mucho.
Tras un test exhaustivo, los médicos dictaminaron que debían encerrarme junto con las demás personas de mi índole. En el manicomio yacía mi nuevo hogar, y digo yacía pues era una cuadra rodeada de verjas, con el suelo lleno de paja.
No había habitaciones, ni comedor. Las camas eran la paja, y la comida nos la arrojaban al suelo en forma de alpiste. La gente se hacía sus necesidades en su cama. He de reconocer que no me gustaba mucho hacerme a la idea de que este iba a ser mi nuevo hogar.
Desde el primer día me di cuenta de que todos los encerrados éramos diferentes a la gente común. Nuestra forma de reaccionar frente a las situaciones reales no era la más indicada para sobrevivir con el resto de la humanidad.
Un enfermero me llevó a mis aposentos. Me dio ropa limpia y un consejo: “cúrate pronto”. Cuando se fue, miré a mis compañeros de desgracia y sentí lástima por ellos. Sus miradas delataban que ellos tenían el mismo sentimiento hacia mí.
De repente, un loquero irrumpió en la estancia. Portaba una campana y un xilófono de metal. El loquero se paró de golpe. Empezó a desarmar el xilófono y acto seguido nos arrojó las teclas de metal a la cara. Todos nos llevábamos las manos a las magulladuras y gritamos del dolor. Algunos incluso sangraban a mares. El menos afortunado perdió un ojo.
Cuál fue mi sorpresa al ver que uno de nosotros iba con una tecla entre los dientes, dando trotes hacia el loquero. En cuanto llegó a su lado dejó caer la tecla a sus pies y le empezó a lamer la mano.
– ¡Oh! Billy – Le dijo el loquero – Veo que vas mejorando. Muy bien, veamos si pasas la segunda prueba.
El loquero empezó a golpear a Billy con la campana con tal fuerza que le hizo varias brechas en la cabeza. No obstante, Billy no paraba de imitar el ruido de la campana cada vez que sonaba en las frenéticas manos del loquero.
– ¡Oh, Billy! ¡Oh! Billy – Exclamó el loquero muy entusiasmado – Si pasas esta tercera prueba podrás irte a casa.
Llamó a una enfermera. Ésta portaba un estuche muy alargado y rectangular. De él, el loquero sacó una escopeta. Apuntó a Billy en la cabeza y le voló los sesos. Acto seguido Billy cayó al suelo, provocando un sonido amortiguado gracias a la paja.
– ¡Diantres! – Exclamó el loquero – Pensé que lo conseguirías.
El loquero dejó de prestar atención a Billy y nos miró uno a uno a los demás. Cuando sus ojos se posaron en mi se acercó lentamente. Yo intenté alejarme de él, pero dos enfermeros me agarraron y me retuvieron.
– Tú debes de ser el nuevo – Me dijo mientras acercaba su boca a mi oído, tal vez para que le oyera mejor – Espero que tú si consigas salir del manicomio, y ser una persona normal y corriente.
De repente, sus manos me agarraron de la cabeza. Yo intenté escapar, pero no puede hacer nada. La boca del loquero se abrió, mostrando unos dientes muy afilados. Al instante siguiente, sus dientes se cerraron en mi oreja y empezó a tirar hacia atrás. Un fuerte rasguido insonorizado por mis gritos me informó de que me había arrancado la oreja de un mordisco.
El loquero me dio unos golpecitos en el hombro mientras decía “no pasa nada, no pasa nada” y se marchó por donde vino, masticándo su nuevo trofeo.
Autor: Germán Pérez Campo, 19 de Agosto del 2008.
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Pero tío! esto es de locos! (y nunca mejor dixo)
tienes unos giros muy inesperados. Mola. Estoy pensando en una nueva saga, Pequadt, te apuntas conmigo?
Comentamela por el msn, pero te anticipo que si me apunto 😀
vaya
JOeee..
K gore… este si me ha dado yuyu tio… xD
Cada vez nos acercamos mas a la oscuridad
Jajajaja, la verdad esque la mayoría de los que escribimos aquí vamos denotando nuestra forma de ser… y no es muy angelical que digamos xD
Gengis kan