La Flecha de Fuego. Capítulo 7

Personajes

AURO: Protagonista. Joven enamorado de Esther. Obligado a pactar con el Diablo por el amor de ella.

ESTHER: Novia de Auro. Hija de Paco, el tendero. Ignora los planes de Satanás.

PACO: Tendero del pueblo. Padre de Esther. Pensaba que Auro era un bastardo suyo, pero descubrió que no justo antes de morir.

MÓNICA: Mujer de Paco y madre de Esther. Desea que Paco muera pronto para poder heredar.

SILVIO: Hermano pequeño de Esther.

ZOA: Hermana pequeña de Auro. Piensa que Silvio es un crío engreído.

NOÉ: Primo de Auro. Ama a Esther en secreto. El primero en pactar con Satán por el amor de Esther. Ha involucrado a Auro en sus planes.

LUCIFER: El Diablo. Señor de las Tinieblas. Farsante y mentiroso. Busca la desgracia. Poseyó a Esther para llevar a Auro a la más intensa ira.

Escena 7ª

Situación y escenario: SILVIO y NOÉ, en un bar anónimo.

NOÉ: ¿Qué vas a tomar?

SILVIO: Una cerveza.

NOÉ: (Con tono burlón) ¿No eres demasiado pequeño? ¡Ja, ja, ja! Te pediré un café.

SILVIO: (Sin inmutarse) He dicho una cerveza, o no me traigas nada.

NOÉ: Vaya, tienes el mismo carácter de tu hermana, lástima que ella no quiera verme.

SILVIO: Sí, sí, vale, no te pongas llorón ahora. Si he venido no es porque me caigas bien.

NOÉ: Vaya, siento oír eso. Al fin y al cabo, seremos cuñados en algún momento, ¿sabes?

SILVIO: (Levantándose) Sigue soñando, pringao.

NOÉ: (Rogando) ¡No! ¡Espera! Siéntate, por favor. ¡Camarero! (Dirigiéndose a la barra) Pónganos dos cervezas.

(SILVIO toma asiento de nuevo, con recelo y sin apartar la vista de NOÉ)

NOÉ: (Con voz melosa) Silvio, mi intención no es más que llevarme contigo lo mejor posible, ¿sabes? Necesito llevarme bien contigo.

SILVIO: Necesitas llevarte bien con mi hermana, pero yo no voy a meterme en sus asuntos.

NOÉ: Y jamás te pediría que lo hicieras, Silvio. Ahora mismo con quien quiero llevarme bien es contigo.

SILVIO: (Cambiando su expresión dura por otra de alerta y alejando su silla de la mesa) Eh, eh, tío. Que yo soy hetero, ¿vale? N-no me interesas, ¿vale?

NOÉ: ¡Ja, ja, ja! Igual de simpático que tu hermana. Claro que no te intereso, ni tú a mí en ese sentido, pero sí que sé quien te interesa, campeón.

SILVIO: (De nuevo en alerta) ¿Qué?

NOÉ: (Que susurra) Zoa…

SILVIO: ¡Eh!

NOÉ: Sí, chaval, lo sé, lo sé. Sé que estás loco por mi primita desde que tenías diez años, ¿verdad?

SILVIO: Oye, no…

NOÉ: (Interrumpiendo) Vale, vale, a mí no me tienes que dar explicaciones. Nada me gustaría más que el que fuéramos familia, ¿sabes? Pero… igual que todo el mundo sabe que estás loquito por mi prima, también es del dominio público que no le caes demasiado bien… ¡Pobre Silvio! ¿Pero sabes qué? Tienes en tu favor más de lo que crees.

SILVIO: (Interrogante) ¿Qué quieres decir? ¿Para qué me has llamado?

NOÉ: Tranquilo, no estés nervioso. Es mi prima, ¿verdad? Y créeme, a Auro no le importaría que tú y ella… ya sabes. Pero digamos que mi primo no te serviría de ayuda. Ahora mismo… tiene otras cosas en la cabeza. (Pausa) Sin embargo yo, como amigo tuyo, te podría ayudar. ¿Sabías que Zoa sale con un chaval?

SILVIO: (Apretando los dientes) Sí…

NOÉ: Todo un hombre, por lo que dicen. Dos años mayor que ella, prepara oposiciones para policía, monitor de gimnasio, con dinero… Los rumores vuelan, Silvio. Y me atrevería a decir que, pese a que mi primita no lleva mucho tiempo tonteando con este tipo, seguro que está más que ilusionada.

(Silvio calla, mirando a la mesa, enrojecido)

NOÉ: Tú me conoces, Silvio. Sabes que no me llevo mal con mi prima. Sabes que ella me escucharía, que atendería mis consejos. Pero no sólo eso. También sabes que soy un tío de recursos. Tengo… contactos. Muchos contactos. Dinero, influencias… ¡Ja, ja, ja! ¡No sabes cuánto! Puedo joderle la vida, Silvio. En dos días. Te juro que puedo y que ni se daría cuenta. ¿Crees que Zoa estaría con un don nadie?

SILVIO: (Dubitativo) N-no…

NOÉ: ¡Pues claro que no! No tienes ni idea de hasta qué punto puedo estropear esa relación. Puedo poner a ese gañán en situaciones muy comprometidas. ¿Qué tal una foto con alguna striper? ¿O qué tal que encuentren droga en la taquilla de su trabajo? Lo que sea, Silvio. ¿Y sabes qué? Que cuando Zoa esté destrozada, tu hombro estará listo para soportar sus lágrimas.

SILVIO: No sé… Es todo…

NOÉ: No te imaginas lo complaciente que es una mujer desconsolada, Silvio. No sabes lo fácilmente que caería rendida a tus pies.

SILVIO: Es posible… Yo…

NOÉ: ¿Posible? Créeme, conozco a mi prima. ¿Crees que ella te odia? Amigo, como te confundes. ¿Es que no conoces a las mujeres? ¡Zoa está loca por ti!

SILVIO: Por… ¿mí?

NOÉ: ¡Por supuesto! ¿Estás ciego? No conoces para nada a las mujeres, ¿eh? ¡Ja, ja! Son contradictorias, Silvio. No sabes cuánto.

SILVIO: Puede… puede que tengas razón.

NOÉ: La tengo. Sólo necesita un empujón, y es que se dé cuenta de que ahora está con un mierda.

SILVIO: (Algo menos anonadado) ¡Lo es!

NOÉ: ¡Claro que lo es!

SILVIO: Tú… ¿Harías eso por mí?

NOÉ: Sabes que sí, Silvio. Pero, y es un pero muy pequeño, necesito que tú también hagas algo por mí.

SILVIO: (Poniéndose a la defensiva) Te he dicho que no me meteré en cosas de mi hermana.

NOÉ: Es una tontería, Silvio, créeme. Sé que tu hermana está molesta conmigo, y sólo quiero hacerle un pequeño regalo. No creo que quiera que se lo dé en persona, pero a ti te escuchará.

SILVIO: ¿Sólo es eso? ¿Qué regalo?

NOÉ: (Rebuscando en su bolsillo) Es… Aquí está. Es esta pequeña piedra (muestra un rubí del tamaño de un puño, que despide una luz rojiza muy intensa, casi cegadora). La conseguí hace unos días en una subasta, y sé que a tu hermana le gustará. Es «La Flecha de Fuego», una pieza de coleccionista.

SILVIO: No sabía que a mi hermana le gustaran las joyas. No sé por qué os habéis peleado, pero parecía muy enfadada como para calmarse con algo así.

NOÉ: Es un gesto de paz hacia ella. Un intento desesperado. Sólo dáselo y dile que no espero nada más que su amistad. ¿Lo harás por mí?

SILVIO: No sé… Yo…

NOÉ: Piensa en lo que voy a hacer por ti. Piensa que dentro de unos días Zoa será tuya y sólo tuya.

SILVIO: (Con el mismo tono de desprecio con el que empezó la conversación) Le daré la piedra. Pero lo haré sólo por el favor que vas a hacerme. No cuentes conmigo para nada más. Por mí estamos en paz.

NOÉ: No sabes cuánto te lo agradezco.

SILVIO: (Metiéndose «La Flecha de Fuego en el bolsillo») Sí, muy bien. Adiós (Se despide con sequedad y se dirige a la puerta).

(SILVIO sale del bar a la vez que entra un hombre de mirada extraña, que se sienta junto a NOÉ)

NOÉ: Está hecho.

LUCIFER: «La Flecha» ha entrado en juego, Noé. Sabes que tu alma es casi mía, ¿no?

Yizeh. 17 de Septiembre de 2008

Yizeh Castejón
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6 Comentarios

  1. Lascivo dice:

    siento la tardanza y la extensión. Pero creo que esto va cogiendo cuerpo, juju
    espero vuestras críticasss!!

  2. Pequadt dice:

    Mola. ME ha gustado como ha ido pillando fuerza el relato.

  3. ro dice:

    dios mio!me teneis enganchadiisimaa!!=)
    me encaanta

  4. Ana dice:

    Venga!! A qué esperas, Champi?

  5. Lascivo dice:

    sí tío, que ya toca

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