Petra Pérez, ciclista
- publicado el 10/12/2020
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Triste historia de no-amor
Me llamo Johann. Juan en español. Soy alemán. Estoy de vacaciones en Madrid, con mi mujer. Tengo 55 años. Ella, 24. Es un bombón. Española. La conocí a través de un chat. Un chat en español, porque de joven estudié aquí, de intercambio, y aprendí el idioma.
Ella es una belleza morena, y no la quiero por nada más. Me da sexo y yo a ella dinero. Es decir, soy un putero, casado, pero putero. Eso sí, tanto ella como yo somos fieles. Ya le avisé de lo que podría pasar si incumplía esa parte del contrato.
Yo, al contrario que ella, soy un tipo orondo, fofo, mofletudo. Enrojecido por el Sol y aproximadamente calvo. Pero con dinero. Es mi mayor atractivo, y sé que es triste, pero me da más felicidad que la que tuve cuando tenía veinte años y era gordo, pero no tanto, fofo, pero no tanto, mofletudo, pero no tanto, totalmente blanco, pero pobre.
Me asomo a la ventana y veo a mi mujer tonteando con un vecino, mucho más joven, claro. Le pego un silvido y le enseño la cartera. Su cara es un poema. ¡Qué gesto de desesperación! Me pone su rostro cuando sabe que está atada y bien atada. Y como ahora estoy caliente, le indico que suba. ¿No es maravilloso el matrimonio?
Después de mi bien merecida dosis de sexo, empiezo a pensar que me estoy aburriendo. Quizás vaya siendo hora de divorciarme. No creo que a esta chica la aguante más de dos o tres meses. O que antes acabe poniéndome los cuernos, lógicamente, en cuyo caso, se acabó el matrimonio. De hecho, divorciarme es hasta divertido. Siempre las elijo, digamos, no demasiado listas, y siempre, sin excepción, les hago firmar un contrato prematrimonial. ¡Dios bendiga al inventor de este contrato! Mi primera mujer, con la que me casé a la tierna y estúpida edad de 22 años, y con la que estuve diez casado, se llevó más de la mitad de mi dinero, y eso que hice mucho en mi empresa de taladros y fresadoras. Desde entonces aprendí. Mis otras cinco anteriores esposas (ésta hace la séptima) se fueron sin ver un mísero céntimo, y todas eran jóvenes y guapas. Otra alemana, dos suecas, una francesa y una italiana. A la española no la había probado nunca, y de momento me ha durado más que las otras. ¡Casi ocho meses! Con razón me estoy empezando a aburrir.
Sí, creo que en cuanto volvamos a Stuttgart le pondré el contrato sobre la mesa y le diré: «cariño, a la puta calle». Ella se pondrá histérica primero (tengo experiencia en estas situaciones) y luego suplicará. Yo le diré: «a España te vuelves tú sola». ¡Ja, ja, ja! A mi última esposa la terminé viendo practicando la prostitución en un sucio callejón. No me dio ninguna pena. Era preciosa, pero también una arpía. Me duró poco más de dos meses.
Aaah… Sí… Me estoy cansando, pero a esta la pienso exprimir (sexualmente) lo máximo posible. Desde luego, las españolas están de vicio. Puede que la próxima la busque por aquí también. Guapitas, morenas, impresionantes. ¿Qué más puede pedir un tipo como yo?
Yizeh. 24 de septiembre de 2008
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- Petra Pérez, ciclista - 10/12/2020
Necesitamos un género de «historias cotidianas», o algo así, porque éste no he sabido dónde meterlo.
tampoco he sabido poner un titulo mejor, asi k si os animais, proponedme alguno
A mi me gusta el título… aunque le podrías quitar lo de «triste»… Ya que no es triste, es un cabrito que actúa así
En realidad esto de cotidiano tiene poco xD
Pero mola y asusta a la vez xD
en realidad es triste, pero no por tristeza, sino porque el tio (y sus mujeres) dan pena. Por eso la palabra.
Quizás no es cotidiano, pero es una historia k realmente no trata de nada, no? a eso me referia con cotidiano. No sabría expresarlo mejor
gracias chavales 😀
Y pork tienes k meterle en un genero???
no, me refiero a k tiene k existir un género (incluso fuera de los nuestros) k identifike esto
No sé xD
Da igual el genero. Te ha quedado bien y punto.
el tio ese ke se yama juan y es de inglaterra es un CABRÓN con mayuscula como puede decir esas cosa yo yego a ser su mujer y lo ubiera dejado desde el primer dia xk yo tambien soy española y con nosotras nadie se mete me oyes tuu para la edad ke tienes no tienes nada de conosimientoo de verdad ya es ora de ke madures un pocoo xk haci vas mal por la vida. te lo digoo yoo hasme caso madura x dios parese mentira como estan los viejos de hoy en dia puag me das ascoo:@ si algien opina lo mismo o lo contrario ke deje un comentario o ke me agrege ok
mi msn es @hotmail.com
XD, como está el patio
vaya porro, señores
A ver señora, es un relato no la vida real. De hecho seguro que el señor Lascivo pretende criticar este tipo de «amor». La que debería de madurar eres tú no tomándote tan a pecho un mero relato (que insisto, es una queja hacia la sociedad, no una burla). Si te lo quieres tomar como algo personal, hayá tú 😉
no, no, yo lo defiendo. Creo que es el ideal de vida de todo hombre, como Dios manda
es coña