– ¿Vamos a ver, entonces también quiere usted perros malos?

– Si,si – y se atusó de nuevo su interminable (literalmente, en serio, es interminable) barba – también tiene que haber perros malos…

– ¿De qué color? – preguntó Angel, sin levantar la mirada de la libreta.

– Mmm…digamos que sean marrones o negros. Y uno de ellos azul.

– ¿Azul? Habíamos quedado en que no habría mamiferos azules… ¿Se ha tomado usted la medicación?

– No.

Angel suspiró y se sacó del bolsillo unas cuantas pastillas de bromuro. Alargó la mano y le instó a que abriese la boca. Este no opuso resistencia.

– Están ricas… – declaró

– Si, claro – asintió Angel, como dando la razón a un loco – No habrá perros azules… ¿Vale?

– Bueno, vale.

Ambos sonrieron. El bromuro siempre servía para bajarle los humos y arrancarle las ideas estupidas de su imensa (si, era imensa de veras) cabeza. Angel suspiró y se recostó en su silla.

– Ya hemos acabado con los perros, ¿no?

– Supongo…¿qué toca ahora?

– Los primates.

– ¡Oh! Pues tengo muchas ideas para los primates.

– ¿De veras?

– Muchisimas…ya veras: lo primero quiero que sean marrones.

– ¿Como los perros?

– No, como los caballos.

– Ahá.

– Y quiero que vivan encima de los arboles.

– ¿Encima?

– Si, no debajo como esos pringaos de los leones.

– Se ve que no le gustan los leones…

– ¿A quién le gustan los leones? Cuando pasen unos cuantos millones de años los extinguiré. Haré que se conviertan en polvo, ya sabes.

– ¿Encima de los arboles no? – insistió el Angel, que no lo veía muy claro.

– Si, y en unos cuantos millones de años se convierten en negro.

– En negro eh…Brillante señor.

– Si, pero que se les caiga el pelo ¿si?

El angel dejó caer su libreta y suspiró. Se tomó un par de pastillas y se recostó de nuevo en su silla.

– ¡¿Como se les va a caer el pelo!? Es absurdo joder…

– Si, y que se hagan mas inteligentes…

– Pfff…es usted un imbecil.

– Bueno, yo te lo digo por encima, pero tu luego esto lo repasas y lo perfeccionas. Quiero decir que lo cambias y lo haces menos sencillo, nosé si me entiendes…

– Bueno…ya lo que me faltaba.

– Si. Cuando sean inteligentes serán negros todos. Mas negros que la noche.

– ¿La noche?

– Ya te contaré…

– Pero…

– Y luego…luego serán de otros colores, depende de por donde se muevan.

– No le entiendo. Es absurdo todo esto que está diciendo. Ya es sábado coño.

– Pues por eso, dese prisa en anotar lo que le digo, que tengo mucho que decir…Y no hable mal, por favor.

– Ya…

– Había pensado que mañana podíamos descansar.

– ¿En serio?

– Si…podríamos acabar esta noche.

– No vamos a acabar esta noche señor, ambos lo sabemos.

– No pasa nada. Estaremos toda la noche trabajando, pero yo mañana descanso. Pero fijo vaya…

– Bueno, sigamos con los primates…

– ¿Qué primates?

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