La magia, del beso, del verso

Lo peor de haberlo vivido, es recordarlo
Saber que por tu piel pasaron sus manos
en tus ojos su reflejo, en los suyos tus sueños
caminan por tu mente dueños, de tu único presente
de su sabor envolvente.

La imagen de su mano en tu cara, mientras te mira
se acerca poco a poco y respira
notas su aire en tus labios, respiración, inspiración
tranquilidad, serena.

Pero cambia el tempo de la acción
y sus labios ahora salvajes
brotan de sus dudas infames
en ti el placer de abrazar
sus pequeños detalles

Reclamas su alma, como presente
te la entrega, domina tu vena
tu sangre sube, baja, no para
pero el ritmo es del beso
no piensas nada.

Calor y frío, su pelo se mueve
a veces me mira, a veces me duele
sentir transigir, su oro en mis manos
su luz encarnada, sus ojos helados.

En el blanco de sus ojos se asentaban mis raíces,
en su pupila marrón, brotaban sus deslices,
era entonces cuando desde su blanco
no llegaba al iris, quedaba en la raya
de lo que habla o simplemente calla.

De lo que te hace sentir, o de lo que estalla
de lo que es amor, o queda en tralla,
en el resto de una explosión temporánea
el resquicio de una acción arbitraria.

Es cuando:

El pasado de la mujer,
que inunda tu presente
se convierte en el pecado de saber
como fue, del amor, la muerte.

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