Cuento incompleto
- publicado el 08/10/2012
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Pasos Criminales
«Había estudiado los hábitos de su presa con una dedicación casi hormigística; disfrutó cumpliendo con esta labor, había sido la parte más divertida del juego, le gusta interpretar el papel de detective, lo hacía sentir inteligente, superior».
Pasos Criminales, es ganador del segundo lugar del concurso de cuento «Palabras Autónomas» Edición 2007. Además de que mi principal interés al escribir este cuento fue jugar con la capacidad del lector de sorprenderse, espero que lo disfruten.
Todo estaba listo, llevaba semanas planeando el asalto y ahora se encontraba en aquel punto sin retorno. Había escogido un lugar preciso, la víctima sería incapaz de verle. Escogió un arma que funcionaba perfectamente a larga distancia, para que le resultara más fácil huir luego de conseguir su objetivo y donde no se viera afectado de alguna forma por su propio invento.
Había estudiado los hábitos de su presa con una dedicación casi hormigística; disfrutó cumpliendo con esta labor, había sido la parte más divertida del juego, le gusta interpretar el papel de detective, lo hacía sentir inteligente, superior; Había logrado descifrar tanto de su presa que sabía que le gustaba visitar de vez en cuando el parque de diversiones, que amaba el cine y las películas de acción, y tenía la certeza de que en unos pocos minutos aparecería la víctima en ese lugar maldito.
La sentenciada iba dos o tres veces por semana al supermercado en busca de algunos víveres para el almuerzo o el desayuno. Siempre tomaba el mismo camino a la misma hora, entre 10:30 y 10:45 a.m, “el hombre es un animal de hábitos”, le había escuchado decir a alguien, o eso era lo que le indicaba el proceder de su presa. Por esa razón decidió esperar desde las 10:00 a.m. así tendría el tiempo suficiente para prepararse.
Quería que todo fuera perfecto, pues cualquier falla en la ejecución pondría en riesgo la misión entera, y perdería las semanas que se había tomado para elaborar el ataque. Todo debía funcionar con la sincronía exacta con que funciona un reloj, necesitaba cuatro factores que no debían fallarle en ningún momento, decisión, precisión, puntería y frialdad. La noche anterior había ingresado a la cocina de la víctima con la intención de saquear varios víveres, leche, pan, carne, arroz, algunas frutas. De esta forma se aseguró que la sentenciada estuviera, sin saberlo, en el lugar y la hora de su ejecución. También tomó la precaución de no comentar a nadie su próxima fechoría, entre menos personas lo supieran menos podrían delatarlo.
Divisó a su víctima a la distancia y tuvo que contenerse para no perpetuar el ataque antes de lo previsto, su ansiedad por poco le juega una mala pasada. De acuerdo al plan tenía que esperar a que la víctima regresara del supermercado, por que por el peso de los paquetes esta se movería más despacio, lo que favorecía enormemente su papel de victimario.
La presa se alejó y él empezó a prepararse para poner su plan en funcionamiento. Tenía cerca de 10 minutos para ejecutar el asalto, se agazapó un poco y se percató de que una espesa capa de hojas le afectaba la visión, ¿cómo no había notado algo tan importante?, Era demasiado tarde para hacer cambios en el plan, la víctima se acercaba. Tomó la bomba y notó que un leve sudor empezaba a empaparle la mano, -otra falla de último minuto-, se dijo, este nuevo percance podía tener resultados negativos para él.
Su nerviosismo aumentaba a medida que la presa se acercaba, podía escuchar como su corazón palpitaba rítmicamente al compás de los pasos de la víctima. Sabía que se estaba jugando el todo por el todo, y que tendría que soportar un fuerte castigo de ser descubierto, el juego estaba en funcionamiento desde hace mucho y ahora se encontraba en el momento cumbre. Todo tenía que funcionar a la perfección, él había jugado sus fichas de forma adecuada y había logrado, incluso, controlar los hábitos de la sentenciada.
Llegó el momento, el blanco se había acercado lo suficiente y estaba en el lugar que él había elegido como punto de tiro, levantó su brazo y descargo la bomba violentamente. Pero algo pasó, la bomba se resbaló de sus dedos antes de lo previsto, dio vueltas en el aire como si su masa fuera nula a una velocidad vertiginosa, mientras que el victimario observaba impotente como esta explotó fuera del punto de tiro, pero cerca de la víctima.
La presa, tiritando y aturdida aguzó sus sentidos y logro distinguir entre las ramas de un árbol la silueta de su victimario. Le lanzó una mirada asesina y le gritó con una voz que parecía de trueno:
-Andrés, voy a decirle a mi mamá que usted me anda tirando bombas de agua-.
Fin del juego.
NOTA: En Colombia se les dice «Bombas» a los Globos.
Mariela Ibarra
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jajaja….