Sueño vívido en exceso(s)

Primero estaba aquí; luego estaba allá. Despegaba desde un rascacielos santiaguino y aterrizaba en uno de Puerto Montt. La distancia no importaba: O bien mis piernas se extendían o sino las plataformas deformábanse para acogerme.

No volaba. Eran saltos los que me transportaban. Mi antojo hacía variar su altura o extensión. O su destino. Porque podía pasar del verde sur de Chile a su grisácea capital en solo cuestión de segundos.

El exceso de confianza y placer -de pronto- me hizo trastabillar. De bruces caí unos kilómetros más abajo.

Al despertar, mi Hada Verde me decía: “Vamos por más”.

Rodrigo Sandoval
Últimas entradas de Rodrigo Sandoval (ver todo)

Deja un comentario

Tu dirección de email no será publicada