Princesa de marfil

Él caminaba sombrío cuando una preciosa joven se cruzó en su camino, al mirarle a los ojos, la vio sentada en un trono de marfil, esta extendía su mano y le invitaba a contemplar un reino donde la magia era posible y los dragones surcaban el cielo como ruiseñores. La doncella, provocativa y enigmática como el gato de Baudelaire, se acercó y le besó, notó la calidez que solo un hada podía desprender, confirmó sus sospechas al abrazarla. Entonces se separó y así, rápida e intensa como una exhalación, el recuerdo de su amada y una vida pasada se desvaneció

Monica
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