Lo que nadie sabía de la muerte

Y así, tontamente, me pegué un tiro. Y fue tan tontamente que al despertar nada era lo que yo pensaba que sería. Dios no estaba ahí para recibirme, y la enfermera que me atendió no tenía pinta de ser un angel, precisamente. Suspiré, y ella me dijo: ‘bienvenido a la muerte, lo ha logrado’. Entonces la miré, y ella respondió a mi cara de sorpresa diciéndome: ‘nadie pensó nunca que la muerte fuese tan real como la vida’.

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