Bajo el mismo paraguas
- publicado el 18/02/2014
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Lancetas de hielo
Te esperé ansiosa cada tarde. Te lo dije más de una vez: no tardes. Pero tú, insensato extendías más y más el tiempo. En silencio te reemplacé cada vez con lancetas de hielo. Y como si nada, igual te recibía. No te enteraste, pero te seguí. Te fuiste tras el celo de esa perra desnudista de a peso. ¿Viste. Viste cómo acabó?
Y aquí volviste hambriento y escuálido. ¡Asqueroso!… Qué esperabas? Que te recibiera abierta de piernas y mariachis? -Yo lo sabía, que a mi lado volverías, como todos los de tu calaña.
Cuando despiertes come jamón y vino que te dejé servido. No me esperes.
Desde hoy tus cuchillos y los míos pertenecen a diferente circo.
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- Lancetas de hielo - 23/03/2014