¡Maldito mosquito!

A ver… A ver si se arrima al borde de la cama. Ya verá qué palmetazo se va a llevar. ¡Qué ridículo llega a ser no conciliar el sueño! Y todo, por un insecto diminuto. Imposible saber dónde está, pero el ajetreo de sus alas me dije que va por todos los rincones. No paro de escuchar al reloj de la torre dar las horas, que eso es otro tostón. Podría estar más lejos, la verdad.

Lo tengo… Ya lo tengo… ¡No! ¡Se ha escapado! Además de molestoso, también es listo el muy condenado. Empiezo a sentirme frustrado. ¿Qué habré hecho para merecer esto? Sólo quiero dormir. Encima que mamá dijo que iríamos a la playa… Ya lo estoy viendo: mis primos correteando por la arena y yo sin tener ganas de nada.

Ursula M. A.
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