La llave del futuro

— ¿Falta mucho, abuelo?  Habremos caminado por horas.

—Ten paciencia, chico. Si yo tuviera tu edad…

El abuelo sonrió al recordar sus años mozos. Iba a enseñarle a Tristán, su nieto, cuál era la llave del futuro. Éste le dijo al muchacho que podría encontrarla subiendo la gran montaña que estaban escalando.

—No sabes… No sabes cuánto deseo llegar a la cima —dijo Tristán con el poco aliento que le quedaba.

Finalmente pisaron la cumbre, pero no encontraron ninguna llave, ni tesoro, ni nada. Nada excepto el paisaje que les brindaba la Naturaleza.

—Oye, abuelo. ¿No me habrás engañado? Supongo que querías divertirte haciéndome caer en el anzuelo.

El anciano no contestó sin dar antes una risotada.

—No te hablaba de algo material, Tristán. Al hablarte de la llave del futuro me refería a la voluntad. Si no tienes voluntad, no sentirás el impulso de hacer cosas. Y así no podrás alegrarte en el futuro de todo lo que hayas hecho.

Tristán comprendió lo que su abuelo le enseñó aquel día. Desde entonces, decicidió ponerlo en práctica.

Ursula M. A.
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