Paseo bajo la lluvia.

Hace más de un año que mi padre ya no me reconoce. Mi madre había muerto unos pocos meses antes de que el alzheimer se hubiese apoderado de él. Cuando, como hoy, llueve, lo saco a pasear y dejo que la lluvia moje su cara. Disfruto viendo como su semblante cambia, dibujando su boca una amplia sonrisa. Sé que, en esos momentos, recuerda el día en que, mi madre y él, se conocieron. Al dejar de llover, siempre resbala de sus ojos una lágrima que se confunde con la lluvia que moja su cara.

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