¡TU SI QUE ERES UN CIELO!

No sé si puede haber… si alguien hay…

que pueda ser tan feliz como ahora lo soy yo

que en un momento, en lo que se llama un rato

mi existencia anterior se hubiera esfumado.

 

Quizá… por otros motivos, sí pueda existir…

pueda «haberlo», pero por uno sólo, sólo por uno,

creo ¡que soy yo la única!, que me ha tocado esta suerte

como por arte de magia, el amor pueda todo cambiarlo.

 

No entra en mi cabeza nada si no eres tú, es más que imposible

en mi cuerpo nada entra sin tu presencia, eso… sí es posible

en mi corazón no cabe un ápice más de amor si no es para tí

en mi alma eres tú, sólo tú el que tiene cabida, tú la llenas.

 

Y es que, siemprer como dice la canción: «sólo pienso en tí»…

sólo a tí quiero sentirte y amarte cada día, cada noche, cada momento

mi corazón late y late, sólo y únicamente palpita cuando te pienso

y mi alma sale en tu busca como una mariposa sale de su crisálida.

 

Por tí siento, padezco y disfruto, sólo por tí eso me ocurre y sucede

no sé que has hecho en mí pero eres el «hacedor de mi existencia»

sin tí, para mí no hay nada, ni nada existirá, mi vida vacía estaría

vivo sí, pero solamente por tí y para tí, todo ha cambiado a partir de tí.

 

Tú si que eres un cielo amor mío, un cielo que se me ha abierto, sólo para mí

al que me has llevado y traído cuantas veces has querido, cogiéndome de la mano

al que en la entrada reza en una alfombra el «bienvenida mi querida, mi amada»

un cielo azul en el que nunca se me ocurrió soñar porque creí no podría existir.

 

Soy en tí, en ese cielo deseado, una pequeña estrella que apenas brilla,

de las últimas en que te has fijado, porque quizás quise pasar desapercibida

dejándome apagar lentamente en los años luz que de tí me separaban…

la que no quería molestarte ni cambiar tu rumbo, la que se mantuvo al márgen.

 

Puede… que por eso haya sido, por haberte querido demasiado y en silencio,

que mi tristeza a lo lejos tú veías o intuías, y que, haciendo yo alguna vez trampa

robaba a otra por unos segundos la luz que a mí me faltaba y «me hacía ver»…

apenas unos minutos, parpadeando coqueta, tímida… para que tú te fijaras.

 

No sé quién conquistó a quién… o quién se dejó conquistar, yo hice lo posible

quizá te prestaste a la conquista… o yo apenas dándome cuenta caí en tus redes

«esas» que has «usado» tantas veces y que siempre te han dado resultado y que,

aunque rotas ya estuvieran de tanto usarlas, me colé en ellas quedando atrapada.

 

Deja un comentario

Tu dirección de email no será publicada