Escapando al Vacío – Génesis

Hay fuerzas capaces de desgastar la luz hasta que solo puede ser recordada desde detrás de unos parpados cerrados. Fuerzas, que convierten estrellas en oscuridad absoluta y eterna. Sin embargo para nosotros, la raza más sedienta de sol, fuego y chispas, la idea de que pueda haber un lugar que sea un castigo para la oscuridad es demasiado terrorífica, como la certeza de que tu visión sea perfecta y el horror de que no haya mundo a tu alrededor. Un lugar donde la oscuridad se seca y muere. Donde no hay nada más que nada y sin embargo…

De esa inexistencia, del adimensional vacío que fue la auténtica naturaleza; a Ella escapó un ser antinatural: Él.

Vomitó el espacio, impuso sus leyes al vacío, forjó el mecanismo de la existencia y le dio cuerda, llenado el mundo de ruido hasta nuestros días.
¿Lo escuchas?…El cósmico tic tac; el susurro de su ambición todavía inunda cada esquina, cada mota de aire, cada todo…

A veces juego a ponerme en el lugar de Dios, a crear y le imagino agarrando una gran cruz de la que cuelgan hilos, contorsionando la realidad como un títere. Otras detrás de un inmenso teclado, programandolo todo y diseñando una gran lista de tareas que su recién creado autómata llevará a cabo. Así imagino que fuimos creados. Concebidos por una máquina inconsciente tan antigua como el tiempo que seguía las leyes de un genio irreverente. Sin embargo…

Desde el otro lado del espejo, la Dama del Yermo, brutalmente violada, comenzó la cruzada eterna por restablecer su reino. Levantó su etérea mano. Una iracunda y helada caricia alcanzó la intimidad de todas las cosas ante la mirada de un Señor de los Artificios impotente. Infinitas brechas se abrieron en su añorada realidad, inervando el yermo como una superposición al reino del artificio y filtrándose por cada abstracta ranura de su creación para cobrarse su impuesto. Sin embargo…

Ella lloró en silencio con una amargura y nostalgia infinita. Estaría marcada por siempre y su estático reino jamás volvería a conocer la plenitud. Mientras, Él se deshizo en turbulento lamento. El amor por su obra, por el hogar que había creado para sí; para sus juguetes y sus “medio hijos” henchía su entidad más allá del límite que Ella le había impuesto, sumiéndole en el ataqué de ansiedad más arcaico. Asfixiándole con la corona que el mismo se había forjado mientras el dolor y la ira por perder la libertad absoluta le quemaban por dentro. Ese era el castigo por sus pecados. Ambos se creyeron tan absolutos que no necesitaban respuestas. Tardaron demasiado en ver que la realidad por la que se peleaban no les pertenecía.

Imagino que es por esto que a pesar de todo, solo el Caos es eterno. Ella impide que las obras de Él mantengan la misma forma para siempre, pero Él puede volver a moldear el barro cuando Ella lo derrite de nuevo. Eso dicta su custodia compartida. Eso explica la contradicción en el corazón de los hombres: Aman a “Papá”, pero también a “Mamá”. Por el primero aman la vida y temen la muerte, por la segunda odian lo ilógico que es existir y anhelan la liberación de la búsqueda de sentido.

¡Vivo en un mundo lleno de gente a la que le da miedo vivir! ¡En el que les da miedo morir! Y a mí me llaman loco…

Loco por ver al que ha estado hablando a voces desde el comienzo y al que salvo “Papá” y “Mamá” pocos conocen. El que realmente ha hecho ser todo a su imagen y semejanza.

Χάος dice: “Soy imposible” mientras Ellos y nosotros solo podemos decir “Soy el que soy”, salvo que nosotros al cerrar la boca volvemos al tempus fugit y el memento mori. El Caos dio vida al Señor y la Dama, nos dio una familia y nos ha hecho crecer hasta convertirnos en una paradoja. En una parte del cosmos devolviéndose la mirada a sí mismo. Somos contradicción. Somos locos en un mundo de locos. La única diferencia, es que yo me he dado cuenta.

Mentalriott
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