Felicidad, que bonito nombre tienes

Sus pestañas son negras y muy largas. 

A menudo, le digo bromeando que son así de negras porque él se las pinta cada noche antes de ir a dormir. Le hace mucha gracia que le diga eso.

Sus ojos también son negros como el abismo, pareciera que te puedes perder en ellos.
Pero ahora no puedo verlos.

Tiene la nariz un poco gordita, al igual que mamá. Me gusta mucho cuando, cada noche, se la aprieta con los dedos y con una voz muy rara, parecida a la de los dibujos animados, me dice «buenas noches hermanito» y ríe a carcajadas.

Su pelo es rizado y siempre lo lleva muy bien peinado. Me gusta meter mis dedos entre sus cabellos y revolverlos, cuando él está dormido. Entonces, se despierta y empieza a reírse porque yo pongo caras raras.
En silencio, me acerco hacia él, aprieto mis dedos entre sus mechones y los muevo de un lado a otro.
Pero, ahora, Shadi no se despierta.

Sus labios… sus labios son gruesos y tiene una paleta un poco doblada, por eso cuando ríe o habla, siempre se tapa la boca con la mano.
Pero Shadi, ahora, no ríe.
Shadi, ahora, no habla.

La abuela nos contó que «Shadi» es un nombre muy antiguo que significa «felicidad».
Pero mi hermano Shadi, ahora, no parece feliz.

Y yo necesito ver una vez más los ojos oscuros de mi hermano,
necesito una vez más perderme en ellos,
necesito oír su risa,
necesito oír su voz,
necesito ver su paleta doblada…

Mery
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