La locura del arte.
- publicado el 24/09/2014
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Ángel. Capítulo 4 (de 8)
Claudia planeaba en el cielo oscurecido de Madrid. Su destino: Hospital Clínico San Carlos. ¿Y qué iba a encontrar allí? Lo que estaba buscando. A otro que, como ella, es un ángel. Alguien que le ayudará, que le sacará de su desesperación. Porque Claudia ya no puede más. No puede controlar su poder. Primero fueron las alas, la repulsa de sus padres hacia ella. El miedo dibujado en la mirada de su hermano cada vez que se cruzaba con él. Luego vino lo peor. Vino el verdadero Poder. La verdadera Locura. La incapacidad de pensar nada por miedo de hacerle daño a nadie. De veras que no podía mirar a nadie sin pensar que podía volarle la cabeza, como pasó con Julio. Aquél chico de su instituto… Pero Claudia intentaba pensar en ello lo menos posible. El único objetivo que tenía ahora era encontrar al Otro, a su semejante. Ella podía sentirlo, no podría explicar cómo, pero lo notaba. Sabía que dirección tomar para encontrarle. Le notaba más y más cerca cada vez. Necesitaba verle, necesitaba hablarle.
De repente, un nombre se le reveló en su mente: Manuel Bayón. Pero ésto no fue lo único que oyó:
“Es él a quien buscas. Su nombre completo es Manuel Bayón Illig. Está en la habitación 302″.
Claudia estaba atónita. No podía explicarse cómo aquella voz de su mente podía darle información tan detallada.
“No te preocupes, Claudia. Tú simplemente hazme caso. Usa tu poder para encontrarme. Sé que puedes hacer muchas cosas ya, pero todavía te falta mucho. Cuando llegues a la puerta del hospital, esconde tus alas”.
¿Pero cómo?, se preguntaba Claudia. Ella no tenía forma alguna de ocultar sus alas, que no habían parado de crecer en ningún momento y ya tenían un tamaño más que considerable.
“Tú sólo piensa que no están. Imagínate sin ellas”.
Ahora Claudia pensaba que la locura de veras le había afectado. No se podía creer que sólo imaginando que algo desapareciera desaparecería. Por otro lado, le afloró el recuerdo de Julio y toda la sangré que fluyó por el pasillo del instituto aquel día.
Entoces se dió cuenta de que ya estaba en la azotea del hospital. Aterrizó grácilmente y, como le dijo la voz de su mente, pensó que sus alas desaparecían. Y así fue. Se desvanecieron como por arte de magia. Volvía a ver su espalda intacta, preciosa, como siempre había sido. Tremendamente sorprendida, se asustó cuando volvió a oír la voz.
“Ahora ponte algo de ropa, no querrás entrar con el torso desnudo al hospital, ¿no?”.
Comprendiéndolo todo en el acto, sólo imaginó que llevaba una camiseta y al instante apareció cubriéndole el pecho, pero dejando el ombligo al aire, exhibiéndose graciosamente.
“Y ahora baja y entra por la puerta principal”. Le ordenó la voz.
¿Cómo?, se preguntaba Claudia, no puedo tirarme al vacío, y no puedo volar sin alas.
“No seas estúpida. ¿Por qué piensas que se necesitan alas para volar? Tu sólo baja”.
Y, sin pensárselo dos veces, saltó. Y vio que no caía, sino que su cuerpo se dejaba resbalar a través del aire para llegar a un suelo que le recibió de la forma más suave posible.
Afortunadamente, nadie le había visto. Así que se dirigió a la puerta del hospital, entró y le preguntó a la recepcionista:
– Perdone, ¿la habitación 302, por favor?
– ¿A quién busca?
– A Manuel Bayón Illig.
Yizeh
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espero no meter la pata, pero esto me recuerda un poco a hancock… puede ser?
amelie…
a Hancock? no, jujuju
Tio, los angeles tienen ombligo? Son los angeles una especie de humanos convertidos? Es como si se convirtieran en vampiros pero sin necesidad de nadie? Eso explicaria muchas cosas!
yo no he dicho en ningún momento que sea un ángel. Y tendrá ombligo si me sale de la santa polla setera
he dicho
coño
Ok, ok… solo eran preguntas!
Todo lo relacionado con Ángeles, ¡me encanta! mi fe me dice que existen, pero mi razón a veces duda, son un enigma. Según tengo entendido los ángeles están hechos de energía pura, nunca fueron humanos, a nosotros nos crearon después, somos como los ingenuos y torpes hermanitos menores, por eso Dios los colocó para cuidarnos o influenciarnos, se supone, pero a veces se quieren portar mal y deciden caer a la tierra. Bueno así quiero pensar que es como funciona. Creo que lo que Yizeh quiere decir Champinon, es que la pluma de un escritor tiene absoluta libertad, si se escribe fantasía, creo que el cielo es el límite para crear el ángel perfecto. Me encanta esta serie de relatos, los seguiré hasta el final.