Una nueva vida (Capítulo 10)

En cuanto desperté me encaminé hacia el edificio del Príncipe para intentar poner fin cuanto antes a mi periodo de prueba. Por el camino empecé a notar molestias en los pies a cada paso que daba. Deben de haberse roto las zapatillas en la caza del taxista anoche pensé. Ignoré la molestia y apreté el paso hasta llegar al punto de reunión.

Los ghouls de la puerta me dijeron que me estaban esperando dentro. Al entrar vi en la sala de espera a una mujer de mediana edad acompañada de un hombre bastante corpulento, que estaba sentado en el respaldo de la silla, pisando con ambos pies la base del asiento, y hablando con un empleado de Thomas mientras mordisqueaba con cierta gracia un palillo. Me acerqué lentamente para escuchar la conversación, y me senté cerca suya para dar un respiro a mis pies, que tras el paseo empezaban a molestarme seriamente.

– Por favor, señor, ¿sería tan amable de quitar los pies del asiento y sentarse correctamente? -Dijo lo más educadamente que pudo el ghoul de Thomas.

– Para mí esto es estar sentado correctamente -contestó el hombre, tirando el palillo al suelo.

– Por favor, señor, le ruego que baje los pies al suelo, porque…

– Así estoy a gusto -le interrumpió bruscamente-, si quiere que quite los pies de aquí bájelos usted mismo, si es que puede.

– Se lo estoy pidiendo por favor, señor, las reglas de este edificio obligan a mostrar educación a los invitados, y además…

– ¡Que los bajes tú mismo si quieres, que yo no los voy a bajar! -volvió a interrumpirle el hombre, dando muestras de su escasa paciencia.

– Baja los pies, Bruce, anda -dijo la mujer con voz dulce pero autoritaria-, que me estáis poniendo dolor de cabeza…

Casi automáticamente el hombre bajó los pies del asiento y se colocó correctamente.

– Gracias, señorita -dijo el ghoul a la mujer, agachando la cabeza en señal de gratitud.

Cuando el ghoul se fue me acerqué a ellos para presentarme.

– Soy Andy -dije en cuanto levantaron la cabeza-. Creo que trabajaremos juntos hoy.

– En efecto -dijo la mujer-. Yo soy Elena, y éste de aquí es Bruce.

El hombre, al oír su nombre, alzó las cejas en señal de saludo. Ahora los dos se habían puesto de pié, y la mujer sacó un folio doblado cuidadosamente que, según ella, contenía las instrucciones del Príncipe. Lo leyó en voz alta:

Vosotros tres sois los elegidos para acabar con la cuadrilla insurgente. Aunque estéis en inferioridad numérica, puede que algún Nosferatu os ayude a defender su territorio.

El recepcionista os facilitará un mapa reducido de la zona del alcantarillado de la ciudad, con la zona marcada donde mi espía me informó del posible ataque. Las alcantarillas no son zonas tranquilas, así que tened cuidado, y no llaméis la atención de nadie.

Vuestra reputación en la sociedad dependerá del éxito de esta misión. Suerte.

Atentamente, Mr. Thomas.

Bruce se dirigió al recepcionista (como si no hubiera discutido con él antes) y le pidió el mapa que Thomas decía. El ghoul (que sí se acordaba de la bronca anterior) se negó a dárselo si antes no le enseñaba el permiso de Thomas.

– ¿También necesitamos el permiso de ese Thomas para un mísero mapa? -le preguntó en tono burlón Bruce.

– Aquí está la carta del Príncipe -Elena apareció en escena para evitar otro posible conflicto-. Ahora danos el mapa que tenemos prisa.

Sin pararse siquiera a ver si era o no el permiso que buscaba, le entregó el mapa a Elena y nos salimos decididamente del edificio, pero antes de cruzar la puerta me senté en el suelo para mirarme las zapatillas, que seguían dando guerra. Lo extraño fue que no eran las zapatillas las que habían cambiado, sino mis pies: estaban mucho más duros y fibrosos excepto por la parte inferior, donde había una gran flexibilidad causada por una especie de almohadillas, idénticas a las de los animales. Los dedos parecían haberse alargado un poco más, dando otro plus de flexibilidad. ¿Qué me ha pasado en los pies?

– Eso es un signo de que has sucumbido a la bestia -dijo Elena, leyendo la confusión en mi mirada-. Los vampiros más cercanos a los animales adquieren rasgos de éstos cada vez que os dejáis dominar por ella.

Volví la mirada a mis pies. Eso me lo dijo Tuner, pero no pensé que se refiriese a esto… Olvidándome de las zapatillas, di la vuelta a los bajos del pantalón para que me taparan mis nuevos pies lo máximo posible, me levanté y salí a la calle, donde Bruce nos esperaba con otro palillo entre sus dientes.

Caminamos sin hablar apenas hasta la alcantarilla más cercana a la parte señalada en el mapa, sorprendido de lo cómodo que era ahora andar descalzo.

-Esta alcantarilla nos llevará directos a nuestro objetivo. Espero que estéis preparados, presiento que no nos lo pondrán nada fácil -dijo Elena mientras se adentraba en la oscuridad del mundo subterráneo.

Detrás de ella bajó Bruce, y por último, yo.

3 Comentarios

  1. consigueaccesorios dice:

    Bueno, ya van 10 capitulos, y si no me fallan las cuentas estará en torno a los 15 aproximadamente.

  2. Lascivo dice:

    sólo 15?? pero esto tiene pinta de continuar mucho más.
    Por cierto, este capítulo en concreto creo que está muy muy bien descrito. Se deja leer del tirón. Me ha gustado bastante. Más que los anteriores, de hecho. Muak.

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